En el ejercicio de la libre expresión van implícitos dos elementos, 1) la información y 2) el punto de vista propio. La información es un ente que ha circulado prácticamente desde que el hombre tuvo consciencia y lenguaje. Se comunica algo de persona a persona porque como seres humanos tenemos la necesidad de externar los eventos de nuestra cotidianidad y, sobre todo, los grandes acontecimientos de nuestras vidas; estamos ávidos de puntos de vista y, ante todo, de ser escuchados. Al comunicarnos nuestros primeros receptores somos nosotros mismos. Pareciera que al poner en palabras nuestros problemas les damos forma y sentido, de tal suerte que podemos resolverlos con mayor facilidad. De allí ha venido a derivar toda teoría del psicoanálisis y demás vertientes de la terapéutica psicológica. El receptor segundo es el escucha, quien está a nuestro lado asintiendo y se aventura a dar algún punto de vista de vez en cuando.
No obstante la comunicación también puede ser colectiva; esto es entre grupos más grandes, o bien masiva, que abarca comunidades, incluso naciones enteras o, por qué no, el mundo. Ello se vincula directamente con los intereses comunes. Cuando lanzamos al mar del ciberespacio este mensaje en la pequeña botella de un blog que navega entre millones, queremos compartir nuestras inquietudes a partir de algunas informaciones, de noticias, de nociones y conceptos que nos atañen a todos. Nuestra inquietud principal es un fraude electoral, uno que por cierto, se ha repetido durante más de setenta años, como si la nación mexicana estuviera imposibilitada para la democracia. Como si como seres pensantes y racionales no pudiéramos elegir un gobierno de acuerdo a nuestros intereses comunes.
Como decía, la comunicación masiva debe en teoría responder a los intereses comunes. Comunico a la gran comunidad los sucesos y puntos de vista que atañen a todos, porque somos un grupo y hay ciertos hechos a los que debemos buscar juntos una solución. En esta medida —y vuelvo a la comunicación personal— pongo nombre y razón a las cosas y enfrento las dificultades. ¿A quién no le enseñaron en la primaria que el primer paso para resolver un problema es el planteamiento del mismo? Comunicamos así lo que pone en peligro el bienestar de la colectividad, los logros del grupo, las decisiones y propuestas para mejorar las condiciones de vida de todos, para prevenir de algún peligro. Nuestra democracia peligra, señores, y eso es lo que queremos comunicarles.
Pero, ¿qué es una democracia? —Ya Damiana explicó sus orígenes en días pasados [1]—. La democracia es, básicamente, un sistema de gobierno en el que la comunidad elige a sus gobernantes —representantes— mediante el libre voto. Se emite este voto como un juicio de opinión; es decir, es una manera representativa en la que expongo: “Yo opino que debe representarnos AMLO porque es un luchador social que ha demostrado a lo largo de su vida que como servidor público trabaja con ética. Opino que él debe representarnos porque ha puesto durante su gestión en el D.F. diversos programas en distintos ámbitos que han beneficiado a más de un ser allegado a mí —las estadísticas se ven reflejadas en la realidad que yo percibo—. Creo que él debe ser nuestro gobernante porque emplea los recursos en las cosas que yo considero importantes… ”. En fin, uno emite un juicio y un punto de vista al emitir un voto. Para ello fue menester que supiera algo sobre la vida de esta persona, sobre su trayectoria como político, sobre sus propuestas de gobierno y sus prioridades como candidato. Quiero decir que fue necesario estar informada antes de emitir mi juicio, mi opinión.
Puedo decir del mismo modo al emitir mi voto: “Yo creo que EPN no debe gobernarnos porque me parece que no tiene calidad moral para hacerlo; tiene varios hijos regados fuera del matrimonio y no reconoce a alguno, es, para un buen sector, sospechoso del homicidio de su propia esposa. Creo que sería mal servidor público, intolerante ante las inquietudes del pueblo porque reprimió con lujo de violencia a los pobladores de San Salvador Atenco durante su mandato en el Estado de México…”, y en fin; también me he informado mínimamente.
Cuando he emitido mi juicio en forma de voto, había sopesado ya las cualidades y defectos de cada candidato. Había analizado las condiciones de nuestro país, los problemas que nos aqueja, y de este modo fui yo a emitir mi voto. En una democracia, todos los ciudadanos emitirían el suyo y de este modo se elegiría libremente lo que resultase más benéfico para el bien común. Quiero suponer que además en una democracia todos los ciudadanos deberían de haberse sentado, antes de emitir su juicio, a razonar las cualidades y los defectos de cada contendiente, y los problemas de la nación, y porqué uno y no otro debería ejercer el gobierno...
Des Consuelo.

Así de sencillito nomás :)
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