Anuncia Proceso en línea que “La comisión encargada de formular el Proyecto de Calificación Jurisdiccional de la Elección Presidencial entregó a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) el proyecto de sentencia del juicio de inconformidad presentado por la coalición Movimiento Progresista” [1] y que adelanta El Universal un fallo a favor de EPN.
Ante los hechos es mucha la impotencia ciudadana. Dudo que alguien realmente tuviera fe en un fallo justo, pues sabemos de antemano que las instituciones están desgastadas y que vivimos la crónica de una elección no sólo comprada sino ampliamente anunciada. Ejemplo de ello es el cuadernillo Hombres ilustres y forjadores de México que se distribuyó en Puebla desde 2008 y en el que figuraba EPN en la lista de presidentes de nuestro país con semblanza y todo [2]. O bien qué podemos decir de Televisa; bueno, de Televisa ya ni hablamos, ¿se enteraron de los narcoempleados de la narcotelevisora que se paseaban muy orondos por Nicaragua en una caravana de seis camionetas con los emblemas de la televisora, en posesión nada menos que de nueve millones de dólares rociaditos de cocaína? [3] Bueno pero de qué nos escandalizamos si el caso Monex y los monederitos amarillos provenientes del lavado de dinero no fueron prueba suficiente para anular una narcoelección presidencial.
No, no se trata de correr ante el pánico de un país tomado por los más gandallas. No se trata de amainarse y bajar dócilmente las manitas a ver qué día nos toca sin deberla ni temerla. No se trata de fastidiarse ante los apabullantes hechos y caer quejosamente en la indiferencia. Se trata ante todo de pensar en grande y a futuro. Se trata de pensarla dos veces antes de olvidar todo esto, se trata de acordarnos muy bien de que hasta los mejores mandatarios que hemos tenido, para mí es Cárdenas, incurrieron en el fraude electoral, antes y después de ejercer el cargo.
Ya todos sabemos muy bien de qué pie cojeamos. Hemos visto morir a nuestra patria prácticamente desde que nació, hemos visto cómo nos sangra nuestro mexicanismo guarro; muy mexicanos ante los partidos de fútbol, poco mexicanos ante nuestras miserias de todo tipo. Si la educación es pésima es porque los chamacos son muy burros y porque los maestros son unos pendejos, pero, ¿cuándo nos asumimos como partícipes y protagonistas de nuestras propias miserias? Estamos esperando a que alguien venga y nos diga qué hacer. Estamos embelesados con las cuentitas de vidrio que tienen los gringos, quisiéramos ser sus gatos para que nos dieran alguna migaja. Nos avergonzamos de nuestro color cafecito y nos embobamos ante las imágenes medio místicas y medio putas de la televisión.
Evidentemente no hablo por todos. Hablo por el hondo pesar que lacera nuestra historia, por aquellos a los que les queda el saco, por los que no quieren ver. ¿Cuándo te jodiste, mexicano?, ¿cuándo te castraron las aspiraciones?, ¿cuándo te volviste cínico ante tus propias desdichas?, ¿cuándo sentiste menosprecio por tus hermanos y aprecio por tus enemigos? El mexicano promedio no tiene conciencia de clase, lo han convencido de que debe estar de lado del explotador. Vive, en efecto, entre las telenovelas y los libros de superación personal, dándose golpes de pecho. El mexicano promedio presume de una gran religiosidad, de muy guadalupano, de muy católico, de muy respetuoso, pero ni siquiera ha leído juiciosamente la biblia. ¡Va!, no quiero catequizar a nadie, cada quien con sus creencias. Quiero, más bien, poner de relieve que no sabemos, no concebimos hacer las cosas bien. Medio pasamos, medio sentimos, medio vivimos.
¡Ya despierta, México! Deja de hundirte en el fango de los cerdos. Tú no te mereces un gobierno cuya estupidez tiene el calibre de Peña Nieto. No te mereces que siga subiendo la inflación, que las condiciones laborales continúen en descenso mientras tú ves televisión para jodidos. No te mereces que tus hijos no puedan ir a la universidad porque “no hay lugar”, porque hace años que no se invierte en universidades ni en educación pública. No te mereces medio vivir idiotizado por un sistema que te chupa la sangre hasta que ya no le sirves, y luego te desecha como si fueras basura. No te mereces que se lleven los recursos de tu tierra y gocen de ellos quienes te explotan, no mereces heredarle tus miserias a tus hijos…
Des Consuelo.
[1]http://www.proceso.com.mx/?p=318327
[2]http://www.e-consulta.com/2012/index.php/2012-06-13-18-40-00/politica/item/incluyeron-a-pena-como-presidente-en-libro-de-texto-desde-2008
[3]http://www.lanacion.cl/detienen-en-nicaragua-a-empleados-de-televisa-vinculados-al-narcotrafico/noticias/2012-08-28/211220.html


El sistema esta podrido, hay que tirarlo a la basura
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