En días pasados corrió la infame noticia de que el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León podría recibir una exoneración por parte de un tribunal estadounidense. Se presentó una demanda penal en contra del ex mandatario por su probable responsabilidad en el caso Acteal; aquél fatídico episodio en el que fueron masacrados 45 indígenas chiapanecos (entre los que se cuentan, 6 hombres, 22 mujeres, algunas embarazadas; y 18 niños) en 1997, perpetrado bajo el padrinazgo y complicidad del Gobierno Federal y el Ejército Mexicano.
Al parecer desde hace ya mucho tiempo se ha impuesto la ominosa costumbre de “legitimar” al representante del ejecutivo a través de baños de sangre acaecidos durante su mandato, muestra de ello podríamos enlistar las horrendas tragedias perpetradas desde el régimen de Díaz Ordaz y los subsecuentes presidentes (e incluso no se salvan muchos de los que le preceden); me viene a la cabeza el defenestrable y cínico juicio a Augusto Pinochet por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante su dictadura militar tras el golpe de estado maquinado desde Washington E.E.U.U. para despojar a Salvador Allende de la presidencia chilena y privarle de la vida [1]. Cuando el largo brazo de la ley se dignó a estirarse para reclamarle cuentas al tirano, sus abogados bajo la más vil argucia legal le declararon enfermo de demencia senil y por lo tanto incapaz de enfrentar los cargos que pesaban en su contra [2].
Otro caso, más allegado a nosotros pero no menos cruento, es el que enfrentó Luis Echeverría Álvarez ante los funestos crímenes de estado en contra de estudiantes en 1968, como Secretario de Gobernación y Primer Esbirro de Díaz Ordaz, y en 1971 ya como titular del ejecutivo federal. Cuando cuarenta años después la tibia justicia mexicana le llamó a cuentas, sus abogados inicialmente lo presentaron ante el juez con un aparente estado de salud muy diezmado para encarar las audiencias [3], a la postre el juez le exoneró bajo el precepto de que aquellos crímenes ya habían prescrito, pues habían pasado más de tres décadas desde su comisión [4]; sólo puedo decir ante tal insensatez, que no se precisa ser doctor en derecho penal internacional para saber que los crímenes de xenofobia y de lesa humanidad nunca prescriben y se persiguen de oficio [5], pero en fin, nos damos cuenta de que las leyes para México son letra muerta y no pueden tener mejor fin que ser empleadas como papel sanitario.
Hoy, mi querido lector, nos hallamos frente a un caso espantoso y reprochable, pero ante todo esto hay que preguntarnos ¿Qué diantres sucedió en Acteal? Acteal es una pequeñísima comunidad en el municipio de Chenalhó en Chiapas, su población apenas asciende a los cuatrocientos habitantes, en su mayoría indígenas tzotziles; no puedo omitir decirle que este poblado, aún a la fecha, está sumido en las peores condiciones de miseria y desnutrición.
En 1997 debido a la situación tan insostenible de dicha comunidad, los pobladores comenzaron a simpatizar con las consignas de libertad, dignidad y justicia enarboladas por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, ante tales hechos, los gobiernos de los tres niveles implementaron un plan para acallar el grito libertario de las comunidades más pobres del sureste mexicano, además de frenar la inminente propagación del ideario zapatista; por lo tanto, el día 22 de diciembre, muy temprano, un grupo de 100 efectivos paramilitares embozados en paliacates rojos, entrenados , coordinados y armados por el Ejército Mexicano, acudieron a la comunidad y emboscaron a los pueblerinos mientras se encontraban orando en un pequeño templo de la comunidad ante la zozobra generada por las amenazas previas recibidas en su contra.
Se asume que el ataque duró alrededor de doce horas, durante las cuales, con lujo de violencia se torturó y finalmente se ultimó a los pobladores de forma inmisericorde; de modo paralelo, los cuerpos policiales del municipio y de la entidad implementaron retenes y cercos en los puntos de acceso al poblado para impedir que los indígenas violentados solicitaran y recibieran auxilio y, a su vez, impedir que algún medio de comunicación pudiera documentar o cubrir los hechos. Tras esta cobarde embestida, los gobiernos de cada nivel desestimaron toda acusación apelando a que los hechos se originaron por pugnas étnicas y por los “usos y costumbres” de dos pueblos supuestamente enfrentados [6].
Por obvias razones y ante la impotencia de no recibir justicia en México, un grupo de afectados, desde el anonimato, presentaron una denuncia penal en contra de Ernesto Zedillo como responsable de los hechos ante una corte federal en Connecticut, lo cual derivó en que hace pocos días, el gobierno estadounidense dotó de inmunidad al ex mandatario en parte “presionado” por una misiva diplomática signada ni más ni menos que por el espurio Felipe Calderón Hinojosa, dirigida directamente a Barack Obama, presidente de la Unión Americana. Es aquí donde queda al descubierto la doble moral y el discurso torcido del ejecutivo gringo supuestamente de actuar bajo la premisa de perseguir y llevar ante la “justicia” a aquellos hombres que representan un peligro para el orden mundial, tales son los casos de Sadam Husein y Osama Bin Laden, pero que se hace de la vista gorda ante estos otros criminales y asesinos que disfrutan de toda impunidad.
Es evidente que el ex presidente Zedillo, al igual que Salinas, que Fox, y que Calderón, no pisará la casa grande, del mismo modo que no lo hicieron De la Madrid, López Portillo, Echeverría, Díaz Ordaz, etcétera, pues de cada uno de ellos, es el que le precede, quien sirve de tapadera a todas sus bajezas, y ahora toca el turno a Calderón no sólo de cubrir la inmundicia de la administración Foxista, sino también, de evitar que Ernesto Zedillo purgue sentencia alguna por los crímenes de estado cometidos en contra de toda la población mexicana. No por nada no nos resulta extraño que tan pronto concluidas sus gestiones se autoexilian un tiempo en el extranjero, como viles delincuentes de poca monta, que delinquen y escapan. La verdad dudo mucho que la pensión vitalicia que acaba de aceptar Felipe Calderón, a través de la cual percibirá “oficialmente” 2.5 millones de pesos anuales [8], le exonere de la responsabilidad política e histórica que le perseguirá más allá del día de su muerte; dudo mucho que todo ese dinero y las lambisconerías de sus secuaces le ayuden a conciliar el sueño cada noche; estoy seguro de que ni el mural que prepara la SEDENA para su despedida [9] lo reivindicará y rescatará de la imagen que de él tenemos los mexicanos, de espurio, asesino, tirano, déspota y monstruoso. Felipe Calderón fue un usurpador, vendepatrias, encubridor y un malnacido mexicano, “haiga sido como haiga sido”.
Ptolomeo.
[1] http://revcom.us/a/074/pinochet-es.html
[2] http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/111476.evitaria-juicio-pinochet-por-demencia.html
[3] http://economia.terra.com.mx/noticias/noticia.aspx?idNoticia=200810061610_INF_319318
[4] http://www.jornada.unam.mx/2005/10/02/mas-jesus.html
[5] http://www.derechos.org/nizkor/arg/doc/velasco.html
[6] http://acteal97.com/
http://www.eluniversal.com.mx/notas/617362.html
[7] http://aristeguinoticias.com/1009/mexico/calderon-cabildeo-inmunidad-de-zedillo/?utm_source=redessociales&utm_medium=post&utm_campaign=mexico
[8] http://aristeguinoticias.com/1009/mexico/calderon-cobrara-su-sueldo-integro-de-por-vida-al-dejar-la-presidencia/?utm_source=redessociales&utm_medium=post&utm_campaign=mexico
[9] http://www.sdpnoticias.com/nacional/2012/09/11/sedena-prepara-mural-de-despedida-a-calderon



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