El fallo que emitió el Tribunal Federal Electoral era algo que esperábamos, quizá alguno de nosotros se hacía una pequeña ilusión al respecto, no por ingenuidad sino por salud mental, para no sufrir por tanto tiempo; ya sabíamos la tristeza que sentiríamos al respecto y no queríamos amargarnos la existencia en exceso; pues bien, lo que esperábamos ya pasó. ¿Qué sigue? Para responder a esta pregunta quiero referirme a las causas por las que una buena parte de mexicanos rechaza de manera pública a EPN —hago esta aclaración porque estoy seguro que los que salimos a las calles o comentamos algo al respecto en las redes sociales o con amigos, no somos los únicos que no están de acuerdo con que una persona tan inmoral nos gobierne—; las cuales son toda una serie de decisiones que tomará con respecto al rumbo de nuestro país, supuestamente representándonos como sociedad, pero que en los hechos representarán los intereses de los diferentes grupos minoritarios que ejercen el poder en México, eso es lo que nos preocupa a la mayoría.
Ante tal situación una de las tareas que tendremos que hacer es parar a toda costa las reformas que vienen, no olvidemos que EPN ha sido investido en este cargo por grupos con diversos intereses que están buscando más poder y riquezas a costa de nuestro pueblo. Otra tarea fundamental y que es complementaría a la mencionada, es sumar a más personas al ejercicio crítico de nuestra sociedad. Las tareas que tenemos son difíciles, pero no son imposibles; implicarán un mayor esfuerzo por parte de todos nosotros. Ahora más que antes necesitamos ser perseverantes en nuestro afán de concientizar al país, de luchar por él, de no perder las esperanzas, de buscar otras formas creativas de lucha, sin dejar de lado las tareas que ya comenzamos.
Como vemos, esto no termina aquí, al contrarío, hay mucho por forjar; de hecho, para una persona crítica de verdad, no terminará nunca, pues vivirá en un constante proceso de reflexión personal. Una persona crítica de verdad lo será para toda la vida y actuará en consecuencia. Estamos en este tren y ya no podemos, no debemos bajarnos de él. Creo firmemente que nos unen razones sinceras, que nada tienen que ver con los intereses económicos que los mueven a ellos. Nuestra fuerza es nuestra dignidad. Nosotros sí podemos mirarnos en un espejo y decirnos: me siento orgulloso de ti.
Funes.

No debemos bajar la guardia en ningún frente. Cada día y cada hora debemos luchar por nuestro país, por nuestros hermanos, por nuestra tierra. Hasta la victoria siempre!
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