sábado, 1 de septiembre de 2012

¿Qué sigue?


Muchos de nosotros albergábamos la lejana esperanza de que el infame Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emitiera un fallo que dignificara el ejercicio comercial del pasado mes de julio, sin embargo, muchos de nosotros de igual modo teníamos un resquemor y una certeza incómoda de que no nos sería favorable el dictamen, y digo "nos" refiriéndonos a nosotros como pueblo, y no como fuerza política inclinada hacia un político determinado, pero quiero decirle, mi amigo lector que no desespere, decidimos jugárnosla y apostarlo todo a ganar, no podía ser de otro modo, decidimos, a pesar de tener bien medido el sistema corrupto en el que opera la clase poderosa del país, y aún así entramos en su juego, bajo sus propias reglas, en su terreno, llevando nosotros clara desventaja pues no es nuestra mejor arma la perversidad, lo nuestro es jugar limpio, ser coherentes, ser honestos, ser nobles y por eso nunca íbamos a ganar, no en un sistema como este...Debemos recordar que los grandes movimientos que han generado revoluciones en nuestro país -y con ellas un cambio- se han generado al margen de las instituciones y de las autoridades.
Pero siendo así, ¿Por qué lo hicimos? Permítame recordárselo por si lo olvida, iniciamos nuestra lucha desde el cauce de su facciosa “legalidad”, desde su emulo y remedo de democracia, desde adentro, pues si rememoramos un poco, este sistema nos hubiera aplastado desde el inicio si hubiéramos actuado con ardor y beligerancia, virtudes indispensables para cambiar a un país tan vapuleado y herido por la clase política gobernante; en fin, ejercimos nuestro sufragio tal y como nos conminaron a hacerlo, esperamos los resultados como nos lo pidieron pero nunca aceptaremos sus determinaciones porque sabemos que son fraudulentas y mentirosas y nuestra voluntad como pueblo es otra completamente distinta y haremos respetarla. No caigamos en la desesperanza, era prácticamente imposible cambiar las cosas desde la pura práctica del voto, la democracia es muchísimo más que eso, requiere un compromiso más entero, y por si usted no se ha dado cuenta, hemos ganado algo muy importante, el motivo aparente, usted sabe que siempre que se gesta un movimiento social, se le golpea al denostarlo de injustificado, las causas intrínsecas son bien elocuentes para quienes padecen una problemática particular, sin embargo ante la percepción popular manipulada por las grandes mafias televisoras, se tiende a desprestigiar y a diezmar el posible apoyo que alimentara a dicho movimientos; sin embargo, en éste punto, tras todo esta sarta de eventos que confluyeron con el ejercicio electoral de nuestro país, muchísimas cosas quedaron expuestas y en evidencia; el contubernio despreciable entre las televisoras, los políticos corruptos, y las esferas empresariales explotadoras. Ahora mucha gente no se traga el cuento entero, es juiciosa, mas cuidadosa, el bastión social está mucho más crecido. Quiero decir, tras este ejercicio de corruptelas, coacción, sobornos, artimañas perpetradas por la peor ralea de bandidos, al pueblo se le ha dado el más hermoso motivo de arrancarle el poder a los de arriba, de conducirse por otros medios a reclamar lo que es legítimamente suyo. Lo hicimos como lo pidieron de modo “institucional” y obviamente no funcinó, ahora nos toca hacerlo por aquellas vías alternativas a esas instituciones que sólo sirven para proteger y beneficial a los de arriba. El motivo vital de revolucionarlo todo porque las instituciones no funcionan.
¿Y quá hacemos? Sencillo, resistir, no claudicar, ser contundentes, conscientes, y sobre todo coherentes con nuestra causa, basta de consumirles a los de arriba, basta de privilegiarlos y defenderlos, ¿cuanto rebelde no tenemos allá afuera totalmente aguerridos que se toman su Coca-Cola en la comida? Yo mismo lo he hecho querido lector, debo admitirlo. Pero ahora va la nuestra, se trata de imponer un castigo al sector empresarial que es en gran parte el responsable de toda esta porquería, pues son ellos quienes ponen las condiciones para operar en nuestra tierra, en vez de que sea totalmente lo contrario. Debemos de consumir lo que nosotros hacemos, ya basta de comprar marcas, de ver tanta televisión, de sentirnos más gringos que mexicanos, basta de discriminar, de hacer como que no vemos a nuestros hermanos que sufren, que padecen hambre, que tienen frío, que sufren miedo, ya basta de callar cuando atestiguamos una injusticia. Esta lucha nos va a requerir mucho de nuestro tiempo, bastante esfuerzo, nos va a incluso a costar algo de nuestro propio dinero, pero no importa, porque lo vale, porque es necesario, porque si en verdad nos asumimos como mexicanos, como mexicanos íntegros, nuestro grito estará en las calles y al pie de las instituciones y no bajo el balcón presidencial mientras algún espurio agita con sus horrendas garras nuestra bandera. Amemos y luchemos con todas nuestras fuerzas, nuestro amor será más potente y estruendoso que los gritos horrísonos de su odio. ¡A luchar todos aquellos que en en verdad amamos a México! ¡Ya es hora!
                                                                                                                                           Ptolomeo.

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