Hoy se cumplen 103 días del fraude electoral. Durante 103 días ininterrumpidos, este blog se ha dado a la tarea de llevar una bitácora, una especie de diario reflexivo, en torno a los acontecimientos que desde entonces, uno a uno, se han venido sucediendo. Por supuesto que nuestros esfuerzos han de ser pocos comparados con las necesidades y problemáticas de nuestro México y, sin embargo, las emociones a flor de piel no han faltado, ni el deseo por contribuir en algo a sembrar la conciencia que se necesita para sacarnos adelante.
Es inútil poner de relieve que muchos temas hay que, mereciéndolo, no hemos tocado. En este sentido no queda más que disculpar que las manos a veces son insuficientes y que, no en pocas ocasiones, debimos robar tiempo al tiempo para producir una modesta aportación. No obstante, ante todo hemos tratado de ser responsables con lo que expresamos, y sí que es tarea difícil no hablar a la ligera; con mucho coraje muchas veces, con mucha tristeza, otras; pero nunca a la ligera.
Durante su campaña, Obrador hablaba de una “República amorosa”. Hablaba de que lo que debe mover al pueblo para salvarse a sí mismo, es el amor; no el odio ni la revancha, el amor solamente. Respecto a esto, puedo decir con toda certeza que el amor nos ha motivado en todo momento. Creo que el amor es la posibilidad que tenemos para gritar en nombre de la libertad y la justicia, para alzar la voz y exigir nuestros derechos, y es que en realidad, más allá de emprender una lucha por uno mismo, se comienza una lucha por nuestros seres cercanos, e incluso por los que aún no nacen, por nuestro hijos y nietos…
Hemos sido cuestionados en muchas ocasiones y hay quien asume que sobra la información cuando faltan los hechos. Yo pienso que si la información no tuviera poder, que si estos espacios no fueran útiles, Ruy 5algado seguiría en su 5antuario sin ningún temor ni un solo rasguño. Pienso también, que debemos aprender como sociedad, a analizar la información, a responsabilizarnos más de nuestra manera de vivir, a no dejar en las espaldas de los otros lo que solo a nosotros nos corresponde.
No comparto la máxima de que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, pues México es un país de gente buena y trabajadora que se juega el todo por el todo para salir adelante; no obstante, tampoco pienso que el asunto quede totalmente fuera de nuestras manos, puesto que es mucho lo que aún podemos hacer. Pensemos que cada persona está rodeada de otras personas que a su vez están rodeadas de más personas, y pensemos también que cada uno de nosotros puede ser un detonante, un sembrador de conciencia de clase, de sentido crítico. Y muchas veces se cree que de nada sirve platicar con nuestro vecino, nuestro compañero de trabajo, nuestro hermano, de vez en cuando, para tratar de sembrar esa semilla porque es muy claro que la polémica no se hará esperar. Entonces preferimos no arriesgarnos y callar, callar indefinidamente, esperando que “alguien” mejor dotado para el arte de la persuasión, haga el trabajo.
La realidad es que la labor es de todos. La verdad es que nadie va a venir a ofrecerte un buen empleo si, por principio, no te haces valer. Nadie va a tocar a la puerta para convencer a tu familia de que debe ser más crítica con su entorno social y su realidad política. Ningún otro levantará la voz ante las injusticias o la corrupción cuando tú eres el único que podría tener las agallas. Si tienes conciencia de clase considérate afortunado, porque no muchos la tienen en nuestro país. Y no sólo te sientas feliz por tenerla, sé agradecido y comprártela con alguien más, sé un generador del cambio, haz la diferencia.
Me gustaría que lucháramos por este país, que emprendiéramos una cruzada de conciencia a conciencia para levantarnos juntos a exigir nuestros derechos, a recuperar lo que nuestros héroes ganaron para nosotros. Faltan muchas manos y son muchos días. Y muchas veces parece que todo el esfuerzo no surte efecto, pero pensemos en el amor: el amor por nuestros hijos, hermanos, padres, amigos; el amor por nuestra tierra, por nuestros símbolos, por nuestra raza, por nuestros ideales…
Hace muchos días que pienso en la secuencia de los hechos, en el mundo kafkiano en que hemos venido a dar, donde los muertos se levantan y andan, donde unos cuantos lo tienen todo y lo despilfarran, mientras muchos no tienen nada y los niños mueren de desnutrición. Pienso en Moreira que perdió a su hijo. ¡Pobre hombre!, ¿qué será perder un hijo?, ¿qué será ser una madre a la que le entregan el cuerpo de su hijo todo balaceado?, ¿qué habrán sentido las miles de madres que recibieron un día esa trágica noticia?, ¿qué habrá sentido la madre de Ruy 5algado cuando no supo más de él? Y todo el amor no le sirvió a la madre, y todo el dinero no le fue útil a Moreira.
Y al final nos queda, más que nunca, nuestra voluntad. Tenemos nuestra esperanza. No perdamos de vista la reforma laboral, luchemos con todo nuestro ser para detenerla. Hoy, a 103 días del fraude, es el momento preciso para ser apóstoles de la verdad, para sembrar, compartir con otros, nuestra libertad de pensamiento, nuestra capacidad de analizar. Tomemos nuestras esperanzas y vayamos con ellas en esta cruzada. Está dicho que nada será fácil, que en muchas ocasiones tendremos fuerzas solo para resistir, pero debemos recuperar lo perdido, debemos echar atrás esas leyes inhumanas que quieren imponernos unos cuantos, porque de ello dependerá no solo nuestro futuro, sino también el de las generaciones venideras, el de nuestros hijos y nietos. De nosotros depende el país que queremos dejarles, reconstruirlo con amor o dejar que otros nos lo roben con alevosía.
Des Consuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario