Mi querido lector, en repetidas ocasiones asiste a mi pensamiento la idea de que la imbecilidad del Gobierno Federal no puede alcanzar mayores magnitudes, sin embargo, mi capacidad de sorpresa se ve gravemente superada por las inauditas noticias que llegan a mis oídos sobre los actos calderonistas; sucesos que surgen cotidianamente con una inventiva incomparable. Hace no muchos días, más por casualidad que por vocación investigadora, descubrí un dato que me dejó boquiabierto… Simple y llanamente no daba crédito a lo que discurría ante mis ojos y, para serle sincero, con dificultad recuerdo la secuencia de hechos que me condujo a dar con tal información.
Verá usted, resulta que en días pasados me enteré de las estrategias que utiliza el régimen federal para esgrimir su “heroica” lucha contra el “demonio” del narcotráfico, a veces podría pensarse que los cuerpos policiacos emplean todo tipo de artilugios científicos y tecnológicos en su combate contra las drogas y la delincuencia organizada; es deseable e incluso hasta “plausible” que nuestras autoridades inviertan todo tipo de recursos en la investigación criminalística, que en primer lugar prevenga el delito y en segunda instancia lo persiga y lo castigue; pero el hecho de que nuestro “presidente” emplee hasta adminículos cuasi esotéricos y pseudo científicos en su campaña antinarco, es algo que a todas luces es imbécil y risible.
¿De qué hablo? Imagine usted que el Gobierno de la República abre una licitación gubernamental para dotar a las fuerzas civiles y militares del armamento, equipo, e infraestructuras mínimas para atacar el gran problema que convulsiona a nuestra patria: El Narco. Ahora imagine, que además de la compra de rifles, artillería, asesores en seguridad nacional y logística, blindajes, controles de confianza; se invierten no pocos recursos en la adquisición de unas varitas mágicas para que los policías y efectivos militares puedan detectar el uso, trasiego y comercio de sustancias prohibidas, nocivas y/o peligrosas como lo son los explosivos y las drogas. Lo sé, comprendo que resulta imposible dar crédito a lo que le estoy diciendo, sin embargo pasemos adelante y permítame aclararle las cosas.
El GT-200 es un “instrumento” manufacturado y comercializado por una empresa británica que supuestamente tiene la capacidad de detectar a distancia la presencia de diversas moléculas de sustancias tales como explosivos, medicamentos y drogas [i]. Consiste en un cilindro de plástico común y corriente del que, en uno de sus extremos, pende perpendicularmente una antena telescópica de esas de las que usan los radios y los televisores. En su interior no contiene nada absolutamente, ni baterías, ni un circuito eléctrico, ni un mecanismo electromagnético, ni una sustancia química…, nada mi querido lector. Eso sí, cuenta con instructivo detalladísimo sobre su operación que constantemente menciona que si el producto no da los resultados esperados, la falla es atribuible al mal uso del operador y no al “dispositivo” en sí.
Ahora piense que si usted viaja por una carretera de nuestro país y se topa con un retén militar en el que se encuentre un GT-200, es mejor que se encomiende al santo de su devoción, porque si el adminículo le señala, nada le quitará de terminar en la cárcel sin que se utilice otra evidencia probatoria más que la “detección” de este aparatejo.
El gobierno de Felipe Calderón, desde su inicio, en su urgencia por legitimar su mandato, ha despilfarrado el dinero de los mexicanos en esta guerra sin sentido, tan es así, que muy a pesar de las advertencias diplomáticas giradas a las autoridades mexicanas por los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Tailandia para evitar la compra de estos dispositivos fraudulentos, el gobierno no cejó en su afán estúpido por equiparse de ellos para salir a las calles a enfrentarse a las células del crimen.
En 1995 el gobierno gringo decretó al GT-200 como una herramienta fraudulenta y peligrosa; estipuló que su uso en tierras estadounidenses por los cuerpos del orden quedaba totalmente prohibido [ii]. En el año 2002 el gobierno británico implementó un control de exportación para dicho aparato hacia países como Irak y Afganistán para evitar con esta medida que fuera utilizado en la detección de explosivos y a la postre contener los daños que pudieran sufrir las fuerzas armadas de Inglaterra y países aliados durante la invasión occidental a los países árabes. Para 2010 esta restricción se generalizó para impedir que este “invento” fuera comercializado fuera de Reino Unido.
Sin embargo, el gobierno de la república destinó cerca de 272 millones de pesos en la adquisición de más de dos mil dispositivos GT-200 que no fueron consignados exclusivamente a instituciones de las fuerzas públicas y militares, sino que también se entregaron a instituciones como el ISSSTE, PEMEX, y varias Secretarias de Seguridad de los Estados [iii]. Durante todo el régimen calderonista la consigna fue “demostrar” que el gasto hecho por la adquisición de estos detectores estaba plenamente justificado y constantemente se realizaron supuestos decomisos de armas, drogas y explosivos gracias al uso de este aparato. Conducentemente se realizaron detenciones y encarcelamientos de muchos mexicanos que, sin deberla ni temerla, fueron señalados por este juguetito. Hasta la fecha, el gobierno federal se rehúsa a dar las cifras exactas de cuántas personas siguen un proceso penal originado por las “detecciones” de un GT-200, como es el caso de “Ernesto Cayetano, un indígena mixe de 53 años que fue puesto a disposición tras ser señalado por el GT200” y que por fortuna fue absuelto de las imputaciones por la jueza Karla Macías Lovera al determinar que no existía ningún fundamento para inculpar a este hombre y que su arresto era a todas luces arbitrario y abusivo [iv]. Este fallo fue un serio revés para el gobierno federal, ya que se sentó un precedente legal para ir poniendo en libertad a todos aquellos que han sido encarcelados mediante el uso de un GT-200.
Cuando algunos miembros de distintas universidades entre las que destacan la UNAM, la UAEM, y la UACM, así como físicos eméritos de la Académica Mexicana de las Ciencias, le solicitaron a las autoridades militares que se les facilitara un dispositivo GT-200 para analizarlo y determinar, en primer lugar, qué tipo de fundamentos científicos empleaba y en segundo, si era funcional o sólo un fraude, el ejército mexicano se negó rotundamente a ello y declaró que el hacerlo violaba una de las cláusulas del contrato de compra en donde la empresa Global Technical Ltd, prohibía al comprador (el ingenuo gobierno mexicano) la realización de pruebas sobre la efectividad de dicho instrumento. Qué conveniente, ¿no? A la postre pudieron efectuarse las pruebas tan necesarias y los resultados no fueron ninguna sorpresa, el GT-200 es un tremendo fraude [v].
En fin, mi querido lector, el asunto empezó muy jocoso al quedar al descubierto la estupidez de “nuestro presidente” y de paso la ceguera científica de los militares, policías, servidores públicos y medios de comunicación que no solo se tragaron la patraña completa sino que orquestaron una campaña de desinformación y mentiras en torno a este aparato. Hoy la cosa es lastimera y hasta dan ganas de llorar al percatarse que la imbecilidad de nuestras autoridades no tiene límites y que como siempre, los “paganos” que sufren las consecuencias somos los mexicanos. Y, si después de todo esto, no me cree, abajito le dejo un video donde un efectivo militar explica (sin entender realmente) como funciona la también llamada “varita mágica” o “ouija del diablo”.
Mi querido lector, ¿se ha dado usted cuenta del grado de ridiculez que tiene este asunto? Pues igual de ridícula es esta campaña de simulación llamada “guerra contra el narco”: pura faramalla, pura fantochería. Ya nadie, o casi nadie se traga el cuento de que nuestras autoridades están “trabajando para que la droga no llegue a tus hijos”; ya nadie se confía de sus cuerpos policiales, ni militares; pues los sabemos corruptos, criminales, abusivos, déspotas, estúpidos y peligrosos. La mayoría de nuestros policías no sirven para lo que supuestamente han sido entrenados y contratados, pero ¡ah, como salieron buenos para golpear normalistas, para desaparecer blogueros, para reprimir manifestaciones, para amedrentar periodistas, para violar indígenas, para matar pobres, para encarcelar maestros, para proteger banqueros, para patear estudiantes, para… en fin…! Me pregunto si alguna vez nuestra policía o nuestro ejército realizarán arrestos sumarios con lujo de violencia y prepotencia como los que perpetraron las fuerzas federales hace dos días en Michoacán en contra de unos jóvenes y valientes normalistas que exigían sus derechos. ¿Algún día veremos en nuestros televisores desfilar a los verdaderos delincuentes descalabrados y bañados en sangre como nos lo hicieron ver en San Salvador Atenco? ¿Algún día la represión se volteará en contra de sus perpetradores? Cuando eso suceda existirá el verdadero estado de derecho.
Solo puedo decirle, mi querido lector, que nos han dejado entre la espada y la pared; por un lado vivimos apabullados por la delincuencia callejera y por el otro por la violencia institucional. Solo me resta advertirles a los señores del poder que se anden con mucho cuidado no vaya a ser que cuando menos se lo esperen se les vaya a voltear el chirrión por el palito.
Ptolomeo.
[i] http://en.wikipedia.org/wiki/GT200#Export_ban.2C_police_investigation_and_criminal_charges
[ii] http://www.vanguardia.com.mx/gobiernocomprodetectoresmolecularespeseaadvertenciadefraude-1390978.html
[iii] http://lonjho.blogspot.com/2012/01/el-gt200-en-proceso-al-fin.html
[iv] http://vivirmexico.com/2011/10/jueza-gt200
[v] http://vivirmexico.com/2012/10/gt200-fraude


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