martes, 23 de octubre de 2012

La política en México, ¿renovada?



A fin de dar seguimiento a los acontecimientos actuales, he decidido interrumpir durante las próximas semanas mis entregas del estudio que hemos estado realizando sobre el trabajo. Dicho análisis será retomado a la brevedad.
 
Por si no teníamos suficiente información sobre el estado actual de la política en México, a raíz de la elección de Peña Nieto, la reelección de Romero Deschamps y Elba Esther Gordillo vino a darnos muchas certezas.

Desde 1989, “la maestra” Elba Esther Gordillo ha fungido como líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). El Sindicato Magisterial más grande de América Latina y que auspicia a la Confederación de Educadores Americanos y al Partido Nueva Alianza. Dicho sindicato se ha formado por los trabajadores de la Secretaría de Educación Pública y tiene sus más remotos antecedentes en la lucha de los profesores durante la época porfirista.

Por su parte, Romero Deschamps tiene 22 años como líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM). Un sindicato que nació oficialmente en 1935 y cuyos antecedentes se remontan a 1915. Para más información sobre dicho sindicato, es necesario recordar que hasta 1989 se llamaba nada más y nada menos que Sindicato Revolucionario de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (SRTPRM). Cabe recordar también que en 2001, el líder enfrentó un proceso judicial por interferir con recursos públicos en la campaña de Francisco Labastida, el famoso caso “pemexgate”, cuyo proceso prescribió debido a que ni en las administraciones de Fox o Calderón se decidió darle seguimiento.

Ahora bien, un sindicato es una organización que tiene sus antecedentes más cercanos en la Revolución Industrial. Dichas organizaciones nacieron con el fin de defender los intereses de los trabajadores frente a los patrones y cuidar en todo momento que las decisiones que éstos tomen los beneficien. Para sostenerse, los sindicatos cobran cuotas a los miembros sindicalizados, lo que les permite contar con recursos suficientes para satisfacer sus demandas y hacer frente al mismo tiempo a las necesidades de sus agremiados. Por su naturaleza, los sindicatos debieran ser cotos de poder donde la democracia se ejerza con mayor rigor ya que su principio básico es la defensa de la mayoría con menor poder de capital frente al patrón, sea éste un organismo gubernamental o privado.

En nuestro país los sindicatos cobraron una fuerza enorme a raíz de la Revolución de 1910 y sobre todo durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, quien impulsó el corporativismo[1] como medio de defensa de las minorías frente a las clases poderosas. Ahora bien, el corporativismo es una forma en que el Estado frena el liderazgo empresarial circunscribiendo su capacidad de desafiar a la autoridad mediante el establecimiento de organizaciones que legitimen sus decisiones.

La historia del PRI es imposible de ser entendida sin los sindicatos. Gracias al poder que éstos tienen le ha sido posible “legitimar” sus decisiones y mantener una dictadura perfecta durante más de 70 años y que este sexenio verá un nuevo episodio de continuidad. Cabe preguntarse algo muy importante, ¿realmente este PRI es un nuevo PRI? Por favor, al responder, no olvidemos que la otra forma de legitimización de este partido ha sido el control de los medios de comunicación nacionales y un sospechoso actuar al lado de organizaciones delictivas, principalmente ligadas al narcotráfico (recuérdese el caso del Negro Durazo o de Raúl Salinas, por mencionar unos cuantos).

El poder que estos dos sindicatos tienen es tal que permite a Elba Esther Gordillo motivar a sus agremiados para reelegirla con Hummers o computadoras de última tecnología, por decir lo menos, y a Romero Deschamps, dar a su hijita Paulina y a sus perros, una vida de magnates que pueden gastar nada más y nada menos que la fabulosa cantidad de 700 dólares por botella en una cena en cualquier lugar del mundo y exhibirlo con toda la sorna del mundo en sus redes sociales.

Sin duda alguna, es importante contar con organismos que defiendan los derechos de los trabajadores, que les permitan contar con poder en la toma de decisiones de las organizaciones a las que pertenecen pero, ¿hasta qué punto es válido y socialmente responsable que organismos públicos como PEMEX o la SEP, dependan de líderes que a todas luces obedecen a intereses personales o corporativos? Si bien es cierto que la autonomía y decisiones de los sindicatos deben ser respetados, al final, la injerencia de sus líderes en los asuntos públicos no resulta sana para nadie.

Sin la fuerza y el poder de estos dos sindicatos es imposible que el PRI se haya mantenido tantos años en el poder y es también imposible que una acción verdaderamente democrática pueda ejercerse. Al final, la decisión de quién tendrá el poder recaerá necesariamente en unos cuantos. Después de la postura que Peña Nieto guardó frente a ambos líderes durante su campaña, ¿estamos frente a un nuevo PRI? ¿Qué nos esperan los próximos seis años?

Damiana.



[1] El corporativismo es “un sistema de organización o pensamiento económico y político que considera a la comunidad como un cuerpo sobre la base de la solidaridad social orgánica, la distinción funcional y los roles entre los individuos”. http://es.wikipedia.org/wiki/Corporativismo

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