miércoles, 31 de octubre de 2012

Lo más oscuro de la CFE



Una vez conocí a un sujeto que trabajaba para la CFE, eso fue hace muchos años, mi querido lector; incluso, muchísimo tiempo antes de que aconteciera la desaparición de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, aquél muchacho no era un funcionario de alto nivel, ni siquiera era un ingeniero, era  —lo digo sin ánimos de ofender— un empleado muy común y muy corriente. No era un conocido mío, señor lector, digamos que las consecuencias fortuitas de mi quehacer profesional me llevaron a prestarle un servicio que me requería… no voy a decirle a lo que me dedico, pero supongamos que yo reparo autos y el suyo estaba bastante averiado.

Siendo así acudí al garaje de su casa y empecé a analizar el desperfecto, la reparación de la falla me tomó más de lo planeado, así que aquel joven —porque se trataba de un hombre muy joven—, con una maravillosa cortesía, me invitó a comer junto a él y su familia; yo de muy buen grado acepté el convido. Cuando tuve la oportunidad de entrar en su casa me percaté de que era un hombre de trabajo y de condición humilde, él y su familia eran de lo más amables y, por lo que me platicó poco después, me enteré de que ni su familia ni el tuvieron acceso a niveles educativos superiores al bachillerato, aunque él mismo me refirió que ni falta les hacía.

El hombre era muy platicador y me contó de su trabajo, de las tremendas empresas que le encomendaban a él y a sus compañeros de trabajo para “hacer labor de convencimiento” con los pueblerinos de una comunidad en el centro del país en donde se instalaría una presa termoeléctrica; le apasionaba tanto el asunto que subió a su recamara y bajó de inmediato con unos trípticos en mano, los cuales me mostró; y en ellos se enlistaban las “maravillosas virtudes que atraería la construcción de dicha planta en la región”.

Me recalcaba con frecuencia que los hombres y mujeres de aquellos pueblos eran unos “pobres indios hambreados” “retrogradas” (dudo mucho que comprendiera el significado de esta palabra que seguramente escuchó de alguno de sus jefes), “patas rajadas” que les gustaba vivir en la pobreza como sus animales y que no entendían lo que era el progreso y la ciudad y todas las comodidades modernas…

Al revisar con un poco más de atención el folletín me percaté de que en él se informaba que varias comunidades, entre ellas la cabecera del pueblo, serían inundadas. Todas las tierras ejidales propiedad de los comuneros quedarían varios metros bajo el agua, pero justificaba que ello sería en aras del progreso y de la energía eléctrica. El hombre estaba pomposo en su orgullo por trabajar en una empresa tan importante y en algo que, por su forma de hablar, asumía como acto más que heroico. Entre más insultos y vituperios que profería él en contra de los pobladores, yo me preguntaba para mis adentros si acaso todos los trabajadores de esta “empresa de clase mundial” eran sometidos a una especie de lavado del cerebro bajo en mote de “curso de inducción”.

La comida que agradecí profundamente me dejó satisfecho, pero un hueco se me abrió en el corazón al escuchar decir a este hombre que ya pronto les meterían a los federales y que les iban a acomodar una madriza para que dejaran de andar de castrosos y por meterse con la autoridad.

El asunto, mi querido lector, es que todo esto me vino a colación al enterarme, casi por accidente, de los planes que tiene la CFE en estados como Puebla, Tlaxcala y principalmente Morelos; concretamente en la comunidad de la Huexca en el municipio de Yecapixtla. Se ha venido suscitando una resistencia popular y campesina en contra de la instalación de una presa termoeléctrica; a mucha gente, este hecho nos le despertaría inquietud alguna, muchas otras personas ni siquiera tienen conocimiento del caso, y es en este punto donde me percato lo bien que funciona el aparato desinformador del estado mexicano.

¿Qué tal, si como siempre, hacemos un análisis muy básico para entender las cosas mejor? Verá, mi querido lector, en días pasados y en respuesta a las acciones implementadas por un grupo de ejidatarios y vecinos de dicha comunidad (Frente Popular en Defensa de la Tierra, El Agua y El Territorio) la policía estatal de Morelos implementó operativos represivos con el fin de garantizar la construcción de la planta que es tan impopular en la región. En este operativo no existía ningún motín ni acción violenta por parte de los pobladores, únicamente se implementó aparentemente para silenciar a los disidentes.

Gracias a la coordinación de los pobladores con diversos organismos de derechos humanos se evitó una carnicería; sin embargo, el uso de la fuerza por parte del gobierno no se hizo esperar:

El día  23 de octubre alrededor de las 10 de la mañana llegaron alrededor de 150 policías antimotines del Estado, con el objetivo de ingresar a la fuerza al pueblo. Los policías arremetieron contra campesin@s (mujeres en su mayoría), bloquearon los accesos al pueblo incluyendo la carretera Cuautla- Izucar de Matamoros vía principal a la comunidad, hasta la una de la tarde impidieron el acceso o salida a los habitantes, frente a la presión de medio de comunicación que llegaron y observadores de derechos humanos, los policías se replegaron en las aceras de los caminos, se mantuvieron allí hasta alrededor de las 8 de la noche. El día 24 desde las 7 de la mañana, nuevamente alrededor de 200 policías estatales han ocupado el camino y accesos al pueblo, generando temor y amedrentando a los habitantes y observadores de derechos humanos que están en el lugar [1].

          ¿Por qué los pobladores se resisten tanto a este proyecto? Pues faltaba más, quién va a estar de acuerdo con que le expropien el patrimonio y fuente de trabajo y supervivencia para inundarlo por completo, construir una presa, una termoeléctrica, y entregársela a las empresas españolas Elecnor y Abengoa para que amasen con ello un jugoso capital… que al final de cuentas ni se va a quedar en la comunidad y solo se va a ir a engordar los bolsillos de unos inversionistas españoles.

          Pero la cosa va más allá, mi querido lector. El cerco mediático se ha puesto a vociferar sin sentido alguno que dicha obra va a impulsar el quehacer agrícola de la región, que va a generar más y mejores empleos (¿dónde habré oído esa cantaleta?), que la acumulación de la presa se utilizará en el riego de las tierras agrícolas y un sinfín de tonterías más.

          Aquí es donde entra mi neurótico “sospechosísimo científico” a querer ponerle en la madre al discurso oficial, a ver qué tal me va:

En primer lugar, desde el inicio, el gobierno federal con su “rarísimo” afán neoliberal y su autoritarismo unilateral comenzó las diligencias necesarias para la construcción de esta obra, no les dijo “con permiso” a los pobladores cuando ya se había dispuesto el aparato “constructor” para iniciar la mega obra. Como siempre, los pobladores pidieron que se les informara lo que sucedía, pero la autoridad, haciendo abuso de su investidura, los ignoró. Derivado de esto el pueblo se organizó en un frente común para impedir las obras.

Fue hasta entonces cuando el gobierno trató de entablar el “diálogo” que los pobladores tanto exigían, aunque siempre fue un “dialogo” simulado y, claramente, sin intenciones de negociación por parte del gobierno. Uno de los parte aguas más importantes del caso se suscitó cuando el gobierno federal y estatal pidieron a los vecinos de la Huexca que recibieran a un experto en la materia para que les explicara las virtudes del proyecto. Fabio Manzini, Doctor en Física por la U.N.A.M. acudió a la comunidad con el afán de defender el proyecto, tras el diálogo con los pobladores, el Doctor terminó convencido de que la termoeléctrica tendría más perjuicios que beneficios:

El Gobierno del Estado propuso a la comunidad que aceptará la visita del Doc. Fabio Manzini para explicarle a la comunidad el funcionamiento y consecuencias del proyecto. Después del diálogo el científico Manzini aceptó que el proyecto es inviable técnicamente por cuestiones de contaminación, afectación a los cultivos, sobreproducción eléctrica y que era más viable y económico utilizar energía solar que el proyecto con gas natural [2].

Otro de los problemas referidos por la población del lugar es que la construcción de esta planta termoeléctrica contempla la instalación de un gasoducto en la zona, el problema radica en que dicha área esta geográficamente situada a pocos kilómetros del volcán Popocatépetl y es una región que ha presentado históricamente actividad sísmica y volcánica; por tanto, la existencia de un ducto de gas representa un peligro latente para las poblaciones del municipio. No hay que ser experto para darse cuenta de que dicha medida representa un gran peligro que podría desatar un desastre, pero así se las gastan nuestras autoridades.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y de las movilizaciones de las comunidades afectadas, parece que el proyecto va, parece que la consigna es privatizar las bondades y recursos materiales que ofrece el territorio mexicano para las ambiciosas transnacionales, y a cambio pretenden comprar a los habitantes con dádivas sociales que más parecen burla que otra cosa [3].

En fin, no es la primera vez que la CFE se ve inmersa en escándalos, no debemos ni podemos desestimar, mi querido lector, las denuncias de corrupción que pesan sobre la empresa [4], su participación en el asunto del SME y LyFC que va más allá de un simple asunto sindical, pues tras todo ese movimiento, CFE obtuvo la tremenda ganancia de ser la operadora de las infraestructuras gubernamentales de fibra óptica que poco a poco ha ido cediendo a empresas extranjeras [5], los aumentos tan drásticos e injustificados en las tarifas de energía a los usuarios del centro del país y un cochinero que parece no tener fondo.

No sé si a usted le haya parecido poco lo que han denunciado los pobladores de Huexca, pero para mí es algo totalmente inadmisible. Y me gustaría preguntar a todos los promotores de este tipo de medidas ¿cómo reaccionarían si los sacaran por la fuerza de sus casas, expropiaran sus terrenos y los inundaran con el afán “progresista y urbanizador”? ¿Cómo hubiera reaccionado el empleado de la CFE que mencioné al principio, si se enterara de que tiene que abandonar su casa porque le van a inundar el pueblo donde nació y creció, en “aras del progreso neoliberal”?

Notas:
[1] https://yosoy132munich.wordpress.com/comunicado-suscrito-por-ys132-munich-respecto-a-huexca-morelos/
[2] http://www.oem.com.mx/elsoldecuernavaca/notas/n2746067.htm
[3] http://www.oem.com.mx/elsoldecuernavaca/notas/n2750906.htm
[4] http://www.sinembargo.mx/18-06-2012/266617
[5] http://contracorrientemx.wordpress.com/2011/04/24/cfe-da-red-de-fibra-optica-a-ip-margina-a-las-universidades/


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