Una
vez conocí a un sujeto que trabajaba para la CFE, eso fue hace muchos años, mi
querido lector; incluso, muchísimo tiempo antes de que aconteciera la
desaparición de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, aquél muchacho no era un
funcionario de alto nivel, ni siquiera era un ingeniero, era —lo digo sin ánimos de ofender— un empleado
muy común y muy corriente. No era un conocido mío, señor lector, digamos que
las consecuencias fortuitas de mi quehacer profesional me llevaron a prestarle
un servicio que me requería… no voy a decirle a lo que me dedico, pero
supongamos que yo reparo autos y el suyo estaba bastante averiado.
Siendo
así acudí al garaje de su casa y empecé a analizar el desperfecto, la
reparación de la falla me tomó más de lo planeado, así que aquel joven —porque
se trataba de un hombre muy joven—, con una maravillosa cortesía, me invitó a
comer junto a él y su familia; yo de muy buen grado acepté el convido. Cuando
tuve la oportunidad de entrar en su casa me percaté de que era un hombre de
trabajo y de condición humilde, él y su familia eran de lo más amables y, por
lo que me platicó poco después, me enteré de que ni su familia ni el tuvieron
acceso a niveles educativos superiores al bachillerato, aunque él mismo me
refirió que ni falta les hacía.
El
hombre era muy platicador y me contó de su trabajo, de las tremendas empresas
que le encomendaban a él y a sus compañeros de trabajo para “hacer labor de
convencimiento” con los pueblerinos de una comunidad en el centro del país en
donde se instalaría una presa termoeléctrica; le apasionaba tanto el asunto que
subió a su recamara y bajó de inmediato con unos trípticos en mano, los cuales
me mostró; y en ellos se enlistaban las “maravillosas virtudes que atraería la
construcción de dicha planta en la región”.
Me
recalcaba con frecuencia que los hombres y mujeres de aquellos pueblos eran
unos “pobres indios hambreados” “retrogradas” (dudo mucho que comprendiera el
significado de esta palabra que seguramente escuchó de alguno de sus jefes), “patas rajadas” que les gustaba vivir en
la pobreza como sus animales y que no entendían lo que era el progreso y la
ciudad y todas las comodidades modernas…
Al
revisar con un poco más de atención el folletín me percaté de que en él se
informaba que varias comunidades, entre ellas la cabecera del pueblo, serían
inundadas. Todas las tierras ejidales propiedad de los comuneros quedarían
varios metros bajo el agua, pero justificaba que ello sería en aras del
progreso y de la energía eléctrica. El hombre estaba pomposo en su orgullo por
trabajar en una empresa tan importante y en algo que, por su forma de hablar, asumía
como acto más que heroico. Entre más insultos y vituperios que profería él en
contra de los pobladores, yo me preguntaba para mis adentros si acaso todos los
trabajadores de esta “empresa de clase mundial” eran sometidos a una especie de
lavado del cerebro bajo en mote de “curso de inducción”.
La
comida que agradecí profundamente me dejó satisfecho, pero un hueco se me abrió
en el corazón al escuchar decir a este hombre que ya pronto les meterían a los
federales y que les iban a acomodar una madriza para que dejaran de andar de
castrosos y por meterse con la autoridad.
El
asunto, mi querido lector, es que todo esto me vino a colación al enterarme,
casi por accidente, de los planes que tiene la CFE en estados como Puebla,
Tlaxcala y principalmente Morelos; concretamente en la comunidad de la Huexca
en el municipio de Yecapixtla. Se ha venido suscitando una resistencia popular
y campesina en contra de la instalación de una presa termoeléctrica; a mucha
gente, este hecho nos le despertaría inquietud alguna, muchas otras personas ni
siquiera tienen conocimiento del caso, y es en este punto donde me percato lo
bien que funciona el aparato desinformador del estado mexicano.
¿Qué
tal, si como siempre, hacemos un análisis muy básico para entender las cosas
mejor? Verá, mi querido lector, en días pasados y en respuesta a las acciones
implementadas por un grupo de ejidatarios y vecinos de dicha comunidad (Frente
Popular en Defensa de la Tierra, El Agua y El Territorio) la policía estatal de
Morelos implementó operativos represivos con el fin de garantizar la
construcción de la planta que es tan impopular en la región. En este operativo
no existía ningún motín ni acción violenta por parte de los pobladores,
únicamente se implementó aparentemente para silenciar a los disidentes.
Gracias
a la coordinación de los pobladores con diversos organismos de derechos humanos
se evitó una carnicería; sin embargo, el uso de la fuerza por parte del
gobierno no se hizo esperar:
El
día 23 de octubre alrededor de las 10 de la mañana llegaron alrededor de
150 policías antimotines del Estado, con el objetivo de ingresar a la fuerza al
pueblo. Los policías arremetieron contra campesin@s (mujeres en su mayoría),
bloquearon los accesos al pueblo incluyendo la carretera Cuautla- Izucar de
Matamoros vía principal a la comunidad, hasta la una de la tarde impidieron el
acceso o salida a los habitantes, frente a la presión de medio de comunicación
que llegaron y observadores de derechos humanos, los policías se replegaron en
las aceras de los caminos, se mantuvieron allí hasta alrededor de las 8 de la
noche. El día 24 desde las 7 de la mañana, nuevamente alrededor de 200 policías
estatales han ocupado el camino y accesos al pueblo, generando temor y amedrentando
a los habitantes y observadores de derechos humanos que están en el lugar [1].
¿Por qué los pobladores se resisten
tanto a este proyecto? Pues faltaba más, quién va a estar de acuerdo con que le
expropien el patrimonio y fuente de trabajo y supervivencia para inundarlo por
completo, construir una presa, una termoeléctrica, y entregársela a las
empresas españolas Elecnor y Abengoa para que amasen con ello un jugoso
capital… que al final de cuentas ni se va a quedar en la comunidad y solo se va
a ir a engordar los bolsillos de unos inversionistas españoles.
Pero la cosa va más allá, mi querido
lector. El cerco mediático se ha puesto a vociferar sin sentido alguno que
dicha obra va a impulsar el quehacer agrícola de la región, que va a generar
más y mejores empleos (¿dónde habré oído esa cantaleta?), que la acumulación de
la presa se utilizará en el riego de las tierras agrícolas y un sinfín de
tonterías más.
Aquí es donde entra mi neurótico
“sospechosísimo científico” a querer ponerle en la madre al discurso oficial, a
ver qué tal me va:
En
primer lugar, desde el inicio, el gobierno federal con su “rarísimo” afán
neoliberal y su autoritarismo unilateral comenzó las diligencias necesarias
para la construcción de esta obra, no les dijo “con permiso” a los pobladores
cuando ya se había dispuesto el aparato “constructor” para iniciar la mega
obra. Como siempre, los pobladores pidieron que se les informara lo que
sucedía, pero la autoridad, haciendo abuso de su investidura, los ignoró.
Derivado de esto el pueblo se organizó en un frente común para impedir las
obras.
Fue
hasta entonces cuando el gobierno trató de entablar el “diálogo” que los
pobladores tanto exigían, aunque siempre fue un “dialogo” simulado y, claramente,
sin intenciones de negociación por parte del gobierno. Uno de los parte aguas
más importantes del caso se suscitó cuando el gobierno federal y estatal
pidieron a los vecinos de la Huexca que recibieran a un experto en la materia
para que les explicara las virtudes del proyecto. Fabio Manzini, Doctor en
Física por la U.N.A.M. acudió a la comunidad con el afán de defender el
proyecto, tras el diálogo con los pobladores, el Doctor terminó convencido de
que la termoeléctrica tendría más perjuicios que beneficios:
El
Gobierno del Estado propuso a la comunidad que aceptará la visita del Doc.
Fabio Manzini para explicarle a la comunidad el funcionamiento y consecuencias
del proyecto. Después del diálogo el científico Manzini aceptó que el proyecto
es inviable técnicamente por cuestiones de contaminación, afectación a los
cultivos, sobreproducción eléctrica y que era más viable y económico utilizar
energía solar que el proyecto con gas natural [2].
Otro
de los problemas referidos por la población del lugar es que la construcción de
esta planta termoeléctrica contempla la instalación de un gasoducto en la zona,
el problema radica en que dicha área esta geográficamente situada a pocos
kilómetros del volcán Popocatépetl y es una región que ha presentado
históricamente actividad sísmica y volcánica; por tanto, la existencia de un
ducto de gas representa un peligro latente para las poblaciones del municipio.
No hay que ser experto para darse cuenta de que dicha medida representa un gran
peligro que podría desatar un desastre, pero así se las gastan nuestras
autoridades.
Sin
embargo, a pesar de los esfuerzos y de las movilizaciones de las comunidades
afectadas, parece que el proyecto va, parece que la consigna es privatizar las
bondades y recursos materiales que ofrece el territorio mexicano para las
ambiciosas transnacionales, y a cambio pretenden comprar a los habitantes con
dádivas sociales que más parecen burla que otra cosa [3].
En
fin, no es la primera vez que la CFE se ve inmersa en escándalos, no debemos ni
podemos desestimar, mi querido lector, las denuncias de corrupción que pesan
sobre la empresa [4], su participación en el asunto del SME y LyFC que va más
allá de un simple asunto sindical, pues tras todo ese movimiento, CFE obtuvo la
tremenda ganancia de ser la operadora de las infraestructuras gubernamentales
de fibra óptica que poco a poco ha ido cediendo a empresas extranjeras [5], los
aumentos tan drásticos e injustificados en las tarifas de energía a los
usuarios del centro del país y un cochinero que parece no tener fondo.
No
sé si a usted le haya parecido poco lo que han denunciado los pobladores de
Huexca, pero para mí es algo totalmente inadmisible. Y me gustaría preguntar a
todos los promotores de este tipo de medidas ¿cómo reaccionarían si los sacaran
por la fuerza de sus casas, expropiaran sus terrenos y los inundaran con el
afán “progresista y urbanizador”? ¿Cómo hubiera reaccionado el empleado de la
CFE que mencioné al principio, si se enterara de que tiene que abandonar su
casa porque le van a inundar el pueblo donde nació y creció, en “aras del
progreso neoliberal”?
Notas:
[1] https://yosoy132munich.wordpress.com/comunicado-suscrito-por-ys132-munich-respecto-a-huexca-morelos/
[2]
http://www.oem.com.mx/elsoldecuernavaca/notas/n2746067.htm
[3]
http://www.oem.com.mx/elsoldecuernavaca/notas/n2750906.htm
[4]
http://www.sinembargo.mx/18-06-2012/266617
[5] http://contracorrientemx.wordpress.com/2011/04/24/cfe-da-red-de-fibra-optica-a-ip-margina-a-las-universidades/



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