En días pasados pude ser testigo de un episodio de los más penoso y perturbante; pude ver exhibido en internet un video[i] de unas cámaras de seguridad pertenecientes a una planta propiedad de Samsung Electronics en la ciudad de Querétaro. En la secuencia de imágenes sin sonido se puede apreciar inicialmente a un grupo de personas trabajando en lo que parecen ser unas oficinas, diversos empleados se encuentran dispuestos cada uno en un escritorio haciendo lo que supongo son sus labores diarias. En uno de los ángulos inferiores de la toma se aprecia a un empleado levantarse y acercarse a otra de sus compañeras con la cual inicia una conversación, así transcurren varios segundos sin que aparentemente nada acontezca, pocos segundos después se aprecia que un sujeto se levanta de su escritorio bastante molesto y se dirige directamente al empleado que se levantó inicialmente y lo agrede verbal y físicamente a patadas, después regresa a su escritorio como si no pasara nada ante la mirada sumisa del agredido y de su compañera; este episodio, se repite dos o tres veces, no recuerdo muy bien, en una de esas agresiones la mujer se interpone entre el agresor y el agredido para impedir los golpes. Momentos después se ven salir al hombre y a la mujer del recinto y detrás de ellos al agresor. En un nuevo escenario que ahora parece ser una nave industrial se atestiguan nuevas agresiones sin que la víctima haga nada por defenderse o por al menos huir de la golpiza.
Las agresiones fueron perpetradas por uno de los capataces de la empresa en contra de uno de los trabajadores queretanos que prestan sus servicios para dicha corporación transnacional, como si no fueran lo suficientemente graves estas acciones, el agresor es de ascendencia coreana, más allá de los tintes racistas que pudiera cobrar esta nota, quiero destacar que la estancia de dicho hombre en nuestro país simple y sencillamente estaba sujeta a motivos de trabajo; para serle sincero desconozco las condiciones en las que se desenvuelven los trabajadores de aquél país, pero quiero pensar que éste tipo de conductas no son admisibles ni aquí ni allá.
Mientras no se apruebe la reforma laboral propuesta por el “presidente Calderón”, la Ley Federal del Trabajo dice al pie de la letra en su artículo tercero: “El trabajo es un derecho y un deber sociales. No es articulo de comercio, exige respeto para las libertades y dignidad de quien lo presta y debe efectuarse en condiciones que aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el trabajador y su familia.”
Suponiendo que el sistema laboral coreano padece de vicios de conducta por parte de sus patrones, y que el abuso de poder es un estándar en las fábricas, oficinas y empresas de dicha nación (que no lo creo), tocaría a las autoridades coreanas y a los organismos de vigilancia internacional del cumplimiento de los derechos humanos, perseguir, denunciar y castigar este tipo de prácticas; sin embargo, el coreano que perpetró las agresiones en contra de un trabajador mexicano dentro del territorio nacional donde, según entiendo, cualquier extranjero sin importar su rango político, religioso, nobiliario o laboral, está exigido a cumplir con las leyes mexicanas sin excepción alguna, y en su defecto y desacato, es susceptible de ser castigado según lo dictan los códigos civiles y penales vigentes en la República Mexicana.
Sin embargo, tras presentarse esa serie de acontecimientos, y tras la denuncia del agredido ante las autoridades correspondientes, el trabajador mexicano fue despedido injustificadamente, al capataz coreano se le protegió y siguió en el puesto sin que siquiera se le deportara por infringir las normas mexicanas.
A la postre surgieron juicios sumarios y voces de indignación que reprobaron los hechos y que lamentaron la situación, Samsung dijo sentirse apenada por el episodio y se disculpó, pero el agresor nunca dio la cara para ofrecer su disculpa pública ni para afrontar el peso de ley.
La Secretaria del Trabajo del Gobierno Federal condenó “enérgicamente” los hechos pero se excusó por no tener las facultades para castigar este tipo de actos. ¿Qué nos espera entonces cuando se apruebe la Nueva Reforma Laboral? ¿Esa reforma que privilegia la posición de los patrones sobre la de los trabajadores? ¿Qué sucederá entonces si ahora que existen los cauces legales para impedir y sancionar este tipo de abusos nuestra autoridad brilla por su blandenguería y sumisión?
Pero lo peor de todo, y lo que me tiene más asustada e indignada, es leer los comentarios al pie de la nota en la que si bien muchos ciudadanos hicieron patente su asco e indignación por los abusos del capataz coreano, del mismo modo hubieron, muchos, muchísimos, pseudo ciudadanos que justificaron los actos violentos del perpetrador. Pude leer a muchos decir que tal vez el trabajador se lo habría ganado por huevón, por mal trabajador, o porque había provocado la ira de su jefe… me sorprendió aún más leer a muchos otros disque mexicanos decir algo más o menos como lo siguiente: “Eso no es nada nuevo, en mi trabajo siempre sucede, a veces cuando nuestro jefe se enoja nos da de zapes, pero yo sí lo entiendo porque a veces flojeamos mucho y lo sacamos de sus casillas. Eso es algo normal...”.
Pues de ningún modo: los golpes, gritos, humillaciones, y malos tratos en nuestros trabajos no son algo normal, son un delito y se denominan acoso laboral; no importa cuan flojos seamos; no importa que no desempeñemos nuestro trabajo con la calidad deseada por nuestros jefes, no importa que seamos rebeldes… nadie merece un golpe, ni uno solo… porque no somos animales… somos seres humanos. Sé que a muchos les pareceré defensora del diablo, pero, a final de cuentas, estamos inmersos en un sistema laboral abusivo, desmotivador, humillante, asesino, insalubre y un sinfín de desastrosos etcéteras que degeneran en una calidad laboral pésima, los malos productos y los malos servicios que se generan en México solo son consecuencia de malas empresas que no saben tratar a sus trabajadores de la manera adecuada, que no saben motivarlos ni incentivarlos para sentirse satisfechos con su vida y con su trabajo y así ser verdaderamente productivos.
A aquellos que justificaron la conducta del coreano, solo me queda decirles, que es una pena y una lástima que hayan perdido su dignidad humana y se rebajen al punto de ser bestias de trabajo. Los demás que sí hallamos un hecho asqueroso e indignante en el video, no nos doblaremos ante las humillaciones de los falsos amos del gobierno ni de las empresas; nosotros merecemos más. Nosotros no somos esclavos de nadie
M. I. M.
[i] http://www.animalpolitico.com/2012/11/empleado-mexicano-es-golpeado-por-capataz-coreano-en-empresa-de-queretaro/
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