martes, 6 de noviembre de 2012

Los medios de comunicación y la educación


Damiana.

Los medios de comunicación y la educación

La lengua se adquiere hablándola y escuchándola, escribiéndola y leyéndola. No solo aprendemos en la escuela y tampoco en nuestra casa, uno de nuestros mayores educadores son los medios de comunicación. Hoy vivimos el auge de las tecnologías de información y de los medios sociales. Los ciudadanos nos hemos convertido en editores, creadores y distribuidores de contenido, con lo cual hemos adquirido el poder de ser escuchados y también de generar participación pública. Como nunca antes, la gente está escribiendo debido a los servicios informáticos que proporciona la web. Hoy tenemos la oportunidad de participar de forma muy contundente en el desarrollo y diseminación del conocimiento. Al igual que sucedió una vez con la imprenta, Internet está revolucionando la enseñanza, los medios de comunicación y a la sociedad en su totalidad. En los albores del Renacimiento, la humanidad vivió un fenómeno que transformó el acceso al conocimiento y el desarrollo social: la imprenta. Con ésta, la producción y acceso a la obra escrita dejó de ser beneficio de las minorías para estar al alcance de una mayoría contundente, provocando con ello cambios en lo social, político y económico. Gracias a la imprenta se dio un aumento en la alfabetización de la población. Al dar a los usuarios lo que podría calificarse como un don de ubicuidad, Internet ha provocado que las barreras sociales, económicas, culturales y políticas se difuminen, logrando con ello acercar el conocimiento a muchos más seres humanos.

Los medios de comunicación son referentes incuestionables de la formación educativa. Y no podemos ni debemos dejar de lado a los medios tradicionales. A ellos debemos muchas de las carencias y también algunos de los logros sociales que tenemos. Ellos han definido la manera en que pensamos y han sido al mismo tiempo la ventana de nuestro desarrollo, son espejo de nuestra sociedad. Pensar que la educación está alejada de los medios masivos o condenarlos puede ser una muy mala idea pues, por una parte, esa actitud evita que haya mayor calidad de contenidos ya que no permite que la población se convierta en consumidor crítico de la información que difunden. Si los medios de comunicación tienen tal penetración entre la población, entonces es necesario educar a la población para ser crítica frente a los medios, así los medios se verán obligados a esforzarse más, a informar, formar y entretener con mucho mayor esfuerzo. El papel de educadores para los medios le corresponde a las familias, pero también a las escuelas.

Es importante tomar en cuenta que, aunque las nuevas tecnologías de información han revolucionado el acceso al conocimiento, lo cierto es que no todas las personas tienen la posibilidad de acceder a éstas. Por ello es importante seguir tomando en cuenta el papel de los medios de comunicación y educar a los niños y jóvenes —quienes son los sujetos más cercanos a los programas de educación—, para que sepan acercarse a los medios, para que se interroguen acerca de lo que ven, escuchan o leen.

Cuando se hacen este tipo de críticas es muy fácil caer en el dogmatismo, en la radicalidad, y tomar posturas elitistas. Es muy fácil decir que la televisión comercial es basura y que la televisión gubernamental es “culta” —por citar un caso como el de México hablando sobre un medio específico—, sin pensar que la televisión comercial es basura porque la gente no pide contenidos de calidad y no lo hace porque no está acostumbrada a ser crítica y no es crítica porque tiene flojera y porque los contenidos de la televisión “culta” a veces no son tan atractivos aunque lo que muestren sea maravilloso. Se trata de un círculo vicioso que merma la educación de la sociedad. Debemos entender que es tan cultura Cien mexicanos dijieron o la telenovela de canal trece como el programa de conciertos del once, solo que para acercarse a la música clásica, los televidentes requieren algo de información, de desarrollo de su sensibilidad y capacidad de percepción, cosa que no adquieren en la escuela porque no se ha visto como un tema importante. Sin embargo, si los maestros se apoyaran más en la realidad de los alumnos para impartir sus distintas materias, sobre todo las concernientes a lengua y literatura, otra cosa sería, porque podrían mostrarle a los alumnos que la literatura puede ser parte de su vida como lo es su programa favorito, les enseñarían a los niños y jóvenes a ver la literatura como algo cercano y a ver a los medios de comunicación con ojos más críticos, más atentos.

Quien ama el conocimiento lo buscará siempre. Es mucho más importante enseñar a niños y jóvenes a ser curiosos, a ser críticos y a transmitirles pasión por la vida misma en el aprendizaje que darles información que botarán en la sección de archivo muerto de sus bibliotecas cerebrales. Aquel conocimiento que no esté ligado a la realidad, que no se sienta de forma contundente y que no se viva está en peligro de ser expulsado de cualquier biblioteca. Más que dar información, lo que los maestros, los padres y los medios de comunicación debiesen despertar es pasión por la vida y el conocimiento de cualquier orden: físico, mental y espiritual. Somos seres mejores cuando tenemos la capacidad de conectarnos con una obra de arte, pero también lo somos cuando podemos reírnos de un buen chiste que no ofenda con su estupidez nuestra capacidad crítica.

Involucrarnos es la única manera de lograr que las cosas cambien, dejar de ser receptores pasivos y convertirnos en constructores del conocimiento es algo que todos podemos hacer si dejamos de consumir programas que no se esfuerzan por darnos mejores contenidos y que solo se preocupan por la forma, revistas que no cuidan la manera en que transmiten el lenguaje, blogs que no cuidan su ortografía y gramática, etc. La lengua no es una ñoñería, es funcional y puede darnos mucha luz sobre el pensamiento de quienes la hablan.

Tenemos la posibilidad de ser medios, editores y creadores de información con la revolución mediática que vivimos. Demos valor a nuestra lengua y demos también valor a nuestro conocimiento, seamos divertidos, seamos inteligentes, seamos observadores y seamos críticos, enseñemos a quienes tenemos cerca, con tolerancia y asertividad, lo que sabemos. Todos hacemos el conocimiento.


2 comentarios:

  1. El problema es que a veces ni siquiera los mismos maestros tienen una pequeña concepción del arte, de la cultura, de la literatura; yo conozco muchas maestras de primaria, secundaria y preparatoria que llegando a su casa se ponen a ver novelas y las comentan con sus colegas al día siguiente en la sala de profesores. Veo con tristeza que los maestros en mi país son precisamente como ellos se llaman, "trabajadores de la educación". Simples burócratas y nada más.

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  2. Tienes toda la razón, mientras quienes tienen por profesión la educación, no amen y valoren su trabajo, es poco lo que puede lograrse.

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