¿Qué
es una cortina de humo? No me gustaría recurrir en este momento al
empleo de un diccionario o de una fuente de autoridad para definir el
significado del concepto; y no lo hago por dos razones fundamentales,
la primera es que entiendo perfectamente que el lector de este
espacio es una persona consciente, ávida de información, razonable
y sobre todo despierta y enterada de su entorno; por lo tanto,
supongo que el lector promedio de este blog más o menos entiende o
se ha visto confrontado con alguna “cortina de humo” en algún
punto de su vida.
En
segundo lugar, para aquellos, mis lectores, creo que me daré mejor a
entender si recurro a ejemplos escuetos y a conceptos más o menos
contundentes: Una cortina de humo, es básicamente, un distractor. Es
una técnica mediática bastante difundida entre los malos políticos
mexicanos y su principal objetivo es ocultar y atenuar alguna otra
situación por lo regular grave y que generalmente degenera en gran
desaprobación popular e inestabilidad social. Recordemos por
ejemplo, la crisis económica del régimen salinista, aunada a los
levantamientos zapatistas en Chiapas y algunas otras descomposiciones
sociales. La cortina de humo utilizada para anestesiar la situación
fue el tan mentado “chupacabras”.
Convencionalmente
las cortinas de humo se basan en noticias sensacionalistas, chuscas,
esotéricas, o morbosas; esto las hace un poderosos foco de atención
para la población en general, fundamentalmente dirigida a ciertos
sectores sociales marginados, sin educación, pobres y por lo tanto
manipulables. Con el paso de los años, nuestros gobiernos federales
han empleado todo tipo de tácticas distractoras para asegurarles
cierta impunidad en la comisión de prácticas en contra del pueblo
mexicano.
Eventualmente
los mexicanos, hemos aprendido poco a poco a distinguir las cortinas
de humo, se ha ido haciendo cada vez más difícil que la gente se
trague los cuentos de nuestros gobernantes. Los distractores,
evidentemente siguen causando sensación entre los mexicanos, sin
embargo, se efecto ha dejado de ser duradero, y así como aparecen
desaparecen y últimamente atestiguamos bombardeos mediáticos con
múltiples apariciones de cortinas de humo simultaneas que pretenden
hacer lo que antes hacía una sola de ellas.
Antes,
las cortinas de humo solían ser situaciones fabricadas, mentiras,
chismes magnificados... en fin. Ahora, ante la desconfianza
ciudadana, las cortinas de humo tienden a estar basadas en hechos
reales de interés popular; situaciones deleznables que generan
preocupación y miedo en la sociedad. En efecto, son cosas que
existen y a las que se les da una cobertura inusitada, se les exagera
y reciben la cadena nacional de las televisoras. La epidemia de la
gripe aviar es un ejemplo de ello, por mi contacto con el mundo
clínico puedo atestiguar que efectivamente existió, pero dudo mucho
que el contagio de dicha enfermedad haya alcanzado límites
pandémicos, una ridiculez.
El
caso Casezz es la última cortina de humo; su difusión tuvo un
objetivo bastante perverso; pues a la para que se desarrollaban los
fallos de la SCJN el IFE también fallaba sobre las irregularidades y
delitos cometidos por el PRI en las elecciones pasadas. Esas
prácticas que tanto negaron, que fueron tildadas de paranoicas e
infundadas. Mientras todos los mexicanos se ahogaban en el coraje y
la impotencia de observar que la SCJN solapaba la impunidad y el
secuestro, no se dieron cuenta de que el mismo IFE instrumento las
más horrendas bajezas a fin de exonerar al usurpador de todos sus
crimenes.
Las
cortinas de humo de nuestros tiempos son por demás perversas, pues
emplean situaciones deplorables para cubrir otras aún más
despreciables. Sólo buscan el menor de los males. Así de nuevos son
estos viejos priístas.
Ptolomeo.
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