sábado, 26 de enero de 2013

Cortinas de humo.


¿Qué es una cortina de humo? No me gustaría recurrir en este momento al empleo de un diccionario o de una fuente de autoridad para definir el significado del concepto; y no lo hago por dos razones fundamentales, la primera es que entiendo perfectamente que el lector de este espacio es una persona consciente, ávida de información, razonable y sobre todo despierta y enterada de su entorno; por lo tanto, supongo que el lector promedio de este blog más o menos entiende o se ha visto confrontado con alguna “cortina de humo” en algún punto de su vida.

         En segundo lugar, para aquellos, mis lectores, creo que me daré mejor a entender si recurro a ejemplos escuetos y a conceptos más o menos contundentes: Una cortina de humo, es básicamente, un distractor. Es una técnica mediática bastante difundida entre los malos políticos mexicanos y su principal objetivo es ocultar y atenuar alguna otra situación por lo regular grave y que generalmente degenera en gran desaprobación popular e inestabilidad social. Recordemos por ejemplo, la crisis económica del régimen salinista, aunada a los levantamientos zapatistas en Chiapas y algunas otras descomposiciones sociales. La cortina de humo utilizada para anestesiar la situación fue el tan mentado “chupacabras”.

     Convencionalmente las cortinas de humo se basan en noticias sensacionalistas, chuscas, esotéricas, o morbosas; esto las hace un poderosos foco de atención para la población en general, fundamentalmente dirigida a ciertos sectores sociales marginados, sin educación, pobres y por lo tanto manipulables. Con el paso de los años, nuestros gobiernos federales han empleado todo tipo de tácticas distractoras para asegurarles cierta impunidad en la comisión de prácticas en contra del pueblo mexicano.

            Eventualmente los mexicanos, hemos aprendido poco a poco a distinguir las cortinas de humo, se ha ido haciendo cada vez más difícil que la gente se trague los cuentos de nuestros gobernantes. Los distractores, evidentemente siguen causando sensación entre los mexicanos, sin embargo, se efecto ha dejado de ser duradero, y así como aparecen desaparecen y últimamente atestiguamos bombardeos mediáticos con múltiples apariciones de cortinas de humo simultaneas que pretenden hacer lo que antes hacía una sola de ellas.

         Antes, las cortinas de humo solían ser situaciones fabricadas, mentiras, chismes magnificados... en fin. Ahora, ante la desconfianza ciudadana, las cortinas de humo tienden a estar basadas en hechos reales de interés popular; situaciones deleznables que generan preocupación y miedo en la sociedad. En efecto, son cosas que existen y a las que se les da una cobertura inusitada, se les exagera y reciben la cadena nacional de las televisoras. La epidemia de la gripe aviar es un ejemplo de ello, por mi contacto con el mundo clínico puedo atestiguar que efectivamente existió, pero dudo mucho que el contagio de dicha enfermedad haya alcanzado límites pandémicos, una ridiculez.

          El caso Casezz es la última cortina de humo; su difusión tuvo un objetivo bastante perverso; pues a la para que se desarrollaban los fallos de la SCJN el IFE también fallaba sobre las irregularidades y delitos cometidos por el PRI en las elecciones pasadas. Esas prácticas que tanto negaron, que fueron tildadas de paranoicas e infundadas. Mientras todos los mexicanos se ahogaban en el coraje y la impotencia de observar que la SCJN solapaba la impunidad y el secuestro, no se dieron cuenta de que el mismo IFE instrumento las más horrendas bajezas a fin de exonerar al usurpador de todos sus crimenes.

         Las cortinas de humo de nuestros tiempos son por demás perversas, pues emplean situaciones deplorables para cubrir otras aún más despreciables. Sólo buscan el menor de los males. Así de nuevos son estos viejos priístas.

Ptolomeo.

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