domingo, 27 de enero de 2013

¿Qué, por qué somos un país de descreídos?


La reciente liberación de la francesa Florence Cassez, es una muestra clara de lo mal que funcionan las instituciones en este país, pues más allá de la supuesta democracia que al parecer de la ciudadana francesa está dando el reciente gobierno, nos enfrentamos con una muestra de lo malos manejos que se hacen en México. Por un lado tenemos no un error menor en una averiguación en contra de una persona que posiblemente estuvo involucrada en varios hechos ilícitos sino un montaje llevado a cabo por el jefe de la AFI gracias al cual esta persona  fue liberada y el responsable de este hecho no sólo no fue cesado de su cargo sino que se le premio durante el sexenio de Calderón con el cargo de titular de la SSP.

En otra de las aristas de este asunto nos encontramos con que Televisa, quien supuestamente fue engañada por el montaje orquestado por Genaro García Luna, únicamente se limito a declarar que había sido engañada para después olvidarse del asunto durante todo el sexenio, mientras miles de mexicanos morían a causa de una supuesta guerra contra el narcotráfico.

Pero el asunto no termina aquí, el papel desempeñado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien ante un mismo caso toma decisiones contrarias, dependiendo de quién le dicte la orden deja ver claramente que la justicia en este país se hace a modo de quien lo gobierna y que las instituciones solo sirven para obedecer a quien detenta el poder. Sabemos que hay cientos de casos en donde se han violado las garantías de los detenidos, muchos de ellos realmente inocentes, pero como no implican una ganancia política como el caso de Florence Cassez, serán olvidados en las cárceles.

Otro caso que implica a una institución es el de la resolución tomada recientemente por el IFE en relación con los ilícitos cometidos por el PRI en la contienda presidencial, en la cual a pesar de aceptar una cantidad considerable de datos que corroboran la forma corrupta en que se llevó a cabo la elección, se limitará, al parecer, a dar un regaño y tratará de enterrar en el olvido el asunto, como se acostumbra en este país.

Y luego se quejan de que los mexicanos no creen en sus instituciones ¿por qué será?

Funes

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