martes, 19 de febrero de 2013

Movimiento por México


El PRI ha llegado y parece haberse instalado como si nunca se hubiera ido. Casi nunca escucho la radio, excepto cuando manejo, hace poco estaba haciéndolo y escuché, uno tras otro, un spot de la Cámara de diputados y otro de Presidencia. El de la Cámara resaltaba los acuerdos logrados en materia laboral y el de Presidencia los logros de los primeros meses de gobierno priista. En ambos casos, además de un tono melodramático, se hablaba en repetidas ocasiones del movimiento que está teniendo México: “moviendo a México”, “lo que nos mueve”. Escucharlo en uno u otro caso es natural, normal, pero escucharlo en ambos casos, y más si van uno tras otro, no me parece del todo sano y menos cuando lo que en ambos casos se presume son logros compartidos o producto de la conjunción de sus fuerzas.


¿Por qué? Simplemente porque todo parece indicar que a nivel ideológico lo que están comunicando es que hay una alineación, misma que es antinatural entre uno y otro poder. La Cámara de diputados, por principio de cuentas, se debe caracterizar siempre por su pluralidad y por la heterogeneidad de fuerzas que garanticen una representación del pueblo cercana a la naturaleza del mismo. En todos los países del orbe contar con un organismo de representación popular es parte integral de su democracia, ya que garantiza que más allá de las elecciones en los comicios, la opinión y la voluntad de sus habitantes estarán no sólo representadas, sino que actuarán como una fuerza que impida al ejecutivo ejercer un poder absoluto sobre el país y que sus decisiones serán pasadas por la balanza de la representación popular para ser aprobadas.


Bien conocemos los problemas que las pasadas administraciones panistas tuvieron en materia de aprobación de iniciativas. La reforma laboral, por ejemplo, fue una iniciativa panista que se aprobó en el sexenio calderonista luego de un trabajo muy arduo por parte del ejecutivo para lograrlo —no es el fin de este artículo en esta ocasión juzgar la reforma laboral, sino exponer los hechos—, pero que estuvo detenida durante mucho tiempo debido a que las fuerzas políticas que operan la Cámara de diputados no habían sido concertadas. Hoy, con este tipo de spots, el gobierno de Peña nos recalca una y otra vez que ellos sí saben gobernar porque han logrado que esas fuerzas políticas que representaron tantos problemas para las administraciones panistas, hayan sido concertadas en muy pocos meses de gobierno. Ellos están solucionando los problemas de México porque ellos sí saben gobernar, tienen experiencia pero, eso sí, también se han renovado porque tienen un presidente muy guapo y que usa apps de moda como Instagram para estar en contacto con la ciudadanía.


Y mientras tanto, los mexicanos, influenciados por los medios de comunicación—que parecen cumplir muy bien sus objetivos—, seguimos trabajando por México para moverlo, como si tuviera décadas de estancamiento y atraso, como si fuese necesaria una fuerza como la del PRI para sacarlo de su aletargamiento, porque los 12 años de “alternancia”, contrario a lo que podría pensarse de manera lógica, no fueron sino años en los que el país se atrasó en manos de quienes no saben gobernar. ¿Qué clase de movimiento es este?

Damniana.

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