Durante los últimos días,
cada vez con más énfasis escucho a los medios hablar de un país que desconozco.
No sé dónde están todas esas buenas cosas que le están pasando a México y que
los medios insisten en promover. Hay muchas otras, sí, pero definitivamente no
son las que nos pinta su realidad. En México, cada vez veo más gente preocupada
por participar, pero también veo más indiferencia o de plano negación de la
realidad en algunos sectores. Sí, todo depende de hacia dónde mire. Lo cierto
es que estamos cambiando, en medio de ese letargo político, esa negación
sistemática de la realidad y ese insistir en mantener el statu quo, hay conciencias en este
país que cada vez abren más puertas a otras para salir adelante. Cada vez veo
con más fuerza a los ciudadanos comprometiéndose con su medio, participando en
la vida política de su comunidad, empezando por su colonia. Me llama la
atención que entre muchos sectores de la población cosas como leer cada vez se
ponen más de moda.
Mientras
tanto, la presidencia insiste en crear una realidad imaginaria e imponérnosla a
todos. Piensa que el cambio que muchas conciencias están llevando a cabo de
verdad es su obra y causa. Se equivoca sin embargo, no se ha dado cuenta de que
aunque muchos mexicanos aún permanecen en el letargo, muchos otros estamos
despertando o anhelamos hacerlo, por lo que, a pesar de la injusticia y la
miseria, seguimos trabajando en pro de un país que amamos. No afiliados a una
causa, no siguiendo los dictados caducos y retrógradas de una clase política
que se piensa dueña de nuestras almas y nuestro trabajo, sino por convicción y
amor verdadero hacia los nuestros.
Vivimos
en una sociedad enferma, es verdad, pero aún subsiste la esperanza, los lugares
donde la honestidad y la valentía son todavía valores dignos de ser adoptados.
Los mexicanos de hoy construimos un país diferente, un país que no sigue los
dictados de unos cuantos, sino los que cada uno llevamos en el alma y en el
corazón. Hoy, a pesar del atropello, de la mentira y del fraude, hay un contagio
paulatino entre nosotros, nos hemos contagiado la esperanza y las ganas de
luchar, porque entre más negro se ve el panorama, más cosas quedan por hacer.
Así,
a pesar de que los medios insistan en contarnos y hacernos vivir en la mentira,
cada vez somos más reacios a creernos lo que nos dicen, a tragárnoslo sin
masticarlo y sin saborearlo. Poco a poco, esas ansias de salir adelante y crear
un nuevo destino se convierten en virus que infecta más y más conciencias.
¡Enhorabuena por ello!
Damiana.
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