domingo, 30 de diciembre de 2012

La memoria


Hace algunos días, por fin fueron liberados los últimos  14 jóvenes, de un total de 70 consignados, por supuestos ataques a la paz pública en las manifestaciones en repudio a EPN el 1º de diciembre, sin duda es una buena noticia para los detenidos, amigos y familiares de estos jóvenes, sin embargo, no debemos olvidar el asunto y mucho menos considerar que está resuelto.

Recordemos que la liberación fue posible debido a la reciente modificación que se hizo al artículo 362 del código penal del DF, la cual reduce las penas consideradas en dicho artículo, haciendo con ello posible la liberación mediante el pago de una fianza. Recordemos los múltiples videos donde se demuestra la forma arbitraria en que estos fueron detenidos y golpeados, recordemos a  los sujetos que en San Lázaro se paseaban, ese día, muy quitados de la pena, cargando cadenas y tubos, frente a los policías encargados de la seguridad del lugar y de quienes aún no se aclara su cometido, recordemos el uso de las balas de goma, las granadas de gas lanzadas de manera directa a los manifestantes.

Recordemos la posición de linchamiento que tomaron las televisoras en contra de los manifestantes, exigiendo mano dura al gobierno del DF, la falta de veracidad de sus “informaciones” mostrando solamente una parte de los hechos según sus intereses.

Quedan por lo tanto pendientes muchas cuestiones de las que debemos estar atentos. Debemos exigir, no solo que se aclaren muchas de las interrogantes que han surgido en torno a estos hechos, sino que se castigue a los responsables que ordenaron las detenciones arbitrarias, y a quienes posiblemente infiltraron grupos de choque ese día. También debemos luchar para que la protesta social no sea considerada como un delito, pues los acontecimientos recientes han demostrado cual es la posición que nuestros supuestos gobernantes tienen con respecto a ella.

En un país que compite por obtener el primer lugar en cuanto a ser el más mortífero del mundo, en donde el asesinato es la segunda causa de muerte entre los jóvenes (jóvenes que por falta de oportunidades han caído en las manos del narco), donde se crean más y más corporaciones policiacas cuyos elementos al paso del tiempo pasan a las filas del crimen organizado, donde la educación y la cultura son soslayadas. La conciencia, la organización, la moral, el trabajo, y la protesta, todas juntas; son las armas para combatir la desigualdad social y buscar un mejor porvenir.

Mis mejores deseos para usted querido lector, y por favor, nunca pierda la fe en la posibilidad de un mundo más justo.

Funes.


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