Hace algunos días,
por fin fueron liberados los últimos 14
jóvenes, de un total de 70 consignados, por supuestos ataques a la paz pública
en las manifestaciones en repudio a EPN el 1º de diciembre, sin duda es una
buena noticia para los detenidos, amigos y familiares de estos jóvenes, sin
embargo, no debemos olvidar el asunto y mucho menos considerar que está
resuelto.
Recordemos
que la liberación fue posible debido a la reciente modificación que se hizo al
artículo 362 del código penal del DF, la cual reduce las penas consideradas en
dicho artículo, haciendo con ello posible la liberación mediante el pago de una
fianza. Recordemos los múltiples videos donde se demuestra la forma arbitraria
en que estos fueron detenidos y golpeados, recordemos a los sujetos que en San Lázaro se paseaban,
ese día, muy quitados de la pena, cargando cadenas y tubos, frente a los
policías encargados de la seguridad del lugar y de quienes aún no se aclara su
cometido, recordemos el uso de las balas de goma, las granadas de gas lanzadas
de manera directa a los manifestantes.
Recordemos
la posición de linchamiento que tomaron las televisoras en contra de los
manifestantes, exigiendo mano dura al gobierno del DF, la falta de veracidad de
sus “informaciones” mostrando solamente una parte de los hechos según sus
intereses.
Quedan
por lo tanto pendientes muchas cuestiones de las que debemos estar atentos.
Debemos exigir, no solo que se aclaren muchas de las interrogantes que han
surgido en torno a estos hechos, sino que se castigue a los responsables que
ordenaron las detenciones arbitrarias, y a quienes posiblemente infiltraron
grupos de choque ese día. También debemos luchar para que la protesta social no
sea considerada como un delito, pues los acontecimientos recientes han
demostrado cual es la posición que nuestros supuestos gobernantes tienen con
respecto a ella.
En
un país que compite por obtener el primer lugar en cuanto a ser el más
mortífero del mundo, en donde el asesinato es la segunda causa de muerte entre
los jóvenes (jóvenes que por falta de oportunidades han caído en las manos del
narco), donde se crean más y más corporaciones policiacas cuyos elementos al
paso del tiempo pasan a las filas del crimen organizado, donde la educación y
la cultura son soslayadas. La conciencia, la organización, la moral, el
trabajo, y la protesta, todas juntas; son las armas para combatir la
desigualdad social y buscar un mejor porvenir.
Mis
mejores deseos para usted querido lector, y por favor, nunca pierda la fe en la
posibilidad de un mundo más justo.
Funes.
Gracias, Funes
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