miércoles, 26 de diciembre de 2012

Vámonos adelantando


Durante el pasado 21 de diciembre –el disque “acabose” del mundo– las calles, las plazas publicas, los pueblos, los atrios, y las explanadas de nuestro sureste mexicano florecieron de pasamontañas de estambre negro, paliacates rojos, camisas multicolores, faldas rosas, amarillas y azules; rostros morenos curtidos por el sol de las inclementes jornadas campesinas; las manos rasposas, curtidas por la tierra rebelde a la que a diario más con penas que con dichas se le arranca la mazorca, la vaina de frijoles, el arroz, el jitomate, la caña, el alfalfa, el trigo, el nopal y la lenteja.

Salieron nuestros indígenas con sus pies hermosos ceñidos por el huarache, con sus corazones impregnados por el roció matutino, con las nubes enredadas de los tobillos; descendieron del cielo, de la montaña, ascendieron del valle, de la ciénaga con las suelas fraguadas de barro y hierbas; brotaron de la selva con el ocelote ardoroso llevándolo por dentro; y caminaron silentes; ocuparon sus calles, sus plazas publicas, sus pueblos, sus atrios, y sus explanadas, esos que son suyos mas les fueron arrancados.

Volvieron de donde fueron marginados, desterrados; de sus bocas pacíficas no brotó más que el vaho, un vapor silente, pacífico y lleno de reclamos. La tierra se estremeció rotunda al sentir por su piel herida el paso balsámico de sus hijos los justos, los exiliados; el cielo sollozó un llanto muy suave y benéfico que cayó sobre las frentes morenas de nuestros indígenas como un padre gentil que besa las cabecitas de sus hijos que prodigan su regreso de un viaje lejano y muy accidentado.

Salieron nuestros indígenas mayas: nuestros tzeltales, tzotziles, choles, tojolabales y mam [i], algunos medios “informativos”, sobre todos los oficialistas contaron entre veinte y treinta mil almas encapuchadas[ii] marchando en silencio, concentrándose pacíficamente y volver a la serranía chiapaneca en perfecto orden, paz y silencio; todo para hacer uno de los reclamos más acogedores de los últimos días; algunos otros medios periodísticos menos gobiernistas consignaron la cifra de los concurrentes en más de cincuenta mil zapatistas manifestándose[iii]; en realidad no importaría que fueran sólo mil, que se juntaran solamente a cien, o que hubiera sido uno sólo el zapatista parapetado en una plaza pública reclamando en silencio dignidad y justicia; bienvenidos sean todos aquellos que disienten en pro de la libertad, la verdad, la paz y la equidad.

Lo que sí es verdaderamente importante es el hecho de que entre más días transcurren de este gobierno impopular e impuesto, se van sumando al clamor del pueblo más y más voces que denigran a los poderosos; a cada día se percibe más organización ciudadana, no importa la causa primordial que moviliza a cada uno de estos mexicanos que han decidido hacer todo menos quedarse sumidos en la terrible indiferencia.

También es importante conminar a que todas las organizaciones civiles que se movilizan e implementan acciones todos los días cohesionen las unas con las otras, que empatizen y simpaticen mutuamente; sin importar si las exigencias del otro no me benefician directamente a mi, o si mis exigencias no brindan un beneficio directo en mi compañero de lucha. Es preciso luchar como un todo, aglutinar a todas las causas y motivos justos. Es preciso luchar por cada uno y paulatinamente estaremos luchando por el bien de todos.

El aparato gubernamental es un ente prepotente, una unidad colosal que aglutina a los soberbios, avaros, mezquinos, y dolosos; es una asociación delictiva que pone en marcha cualquier aparato en nuestra contra. Utilizan los medios más inmorales para segregarnos, fragmentarnos y convertirnos en mil minorías que se golpean las unas con las otras. ¡Eso ya no puede seguir pasando hermanos!

Por eso todos somos zapatistas, todos somos indígenas, todos somos estudiantes, todos somos presos políticos, todos somos indignados, todos somos México. México, la patria no son aquellas instituciones cooptadas por ladrones, mentirosos, traperos, malditos y tiranos. México somos nosotros, los seres humanos que hemos nacido en territorio mexicano.

¿Sabe usted mi querido lector? Después de esta movilización tuve el infortunio de ver las reacciones deplorables y repulsivas de mucha gente reaccionaria, cobarde, ignorante, insensible e inconsciente; escuché y leí a algunos vecinos, compañeros, amigos, familiares, viandantes… desconocidos, cosas tales como “pinches zarrapastrosos de mierda ya quieren hueso”, “pinches huarachudos, dan lástima”, “pendejos comunistas de cuarta, ojalá que no lleguen lejos”, “lo que hacen por un bolillo y un atole”, “pobre Marcos pendejo y canceroso, que se muera de una vez y se cargue a todos sus pejistas zapatistas”… En fin, que tristeza tan incontenible. Sin embargo hubimos muchos otros que ante el paso zapatista nos conmovimos y nos emocionamos.

Espero en dios, mi queridísimo lector, que ninguno de los que profirió estos “juicios” sienta en carne propia el hambre de verdad y no esa “hambrita” que uno siente cuando se salta una comida al día, espero que ninguno de sus hijos, padres, o madres mueran acribillados por balas militares como se pasó en Acteal, espero que ninguno de esos lumpenproletarios tenga que sentir el pánico de saberse perseguido hasta la muerte, de quedar exiliado; espero con mi mejor deseo que ninguno de esos bocones tenga que jamás experimentar el trabajo de verdad, el ser campesino, indígena, pobre y además de todo ignorado por una sociedad consumista y frívola.

Todas estas declaraciones desclabradísimas sólo le hacen el caldo gordo a nuestros gordos gobernantes. Encima de todo sale el “Nuevo” PRI diciendo: “todavía no nos conocen; no se adelanten”[iv] en la voz del infame secretario de Gobernación, Osorio Chong. Nosotros les decimos, no se atrasen, no se rezaguen, ya los conocemos perfectamente, “el que no los conozca que los compre”; no necesitamos conocerlos, sabemos perfectamente de dónde vienen, quienes los apadrinan y qué es lo que quieren.

Como si decir “nuevo” en estos tiempos fuera sinónimo de “bueno” y claro que no, no señor lector, no se confunda. ¿Acaso el Neonazismo tiene algo de bueno? ¿Acaso el Neoliberalismo es un sistema económico bondadoso y equitativo? ¿Acaso el Neoracismo es menos racista que el previo? ¿Por qué el Neopriísmo habría de ser mejor que el vetusto aparato corrupto del antiguo salinismo? ¿Por qué habríamos de esperar a ver si son distintos si bien sabemos que Salinas tiene metidos hasta los codos en el régimen de Pena?

Pero de cualquier modo, para que no me achaque usted intransigencia, puedo decirle con las pruebas en la mano que sí, en efecto, ya los conocemos; nos han bastado los poquísimos días que llevan de gobierno para percatarnos de sus ímpetus capitalistas, contrareformistas, antisociales; nos bastó un solo día para que mostraran el cobre y evidenciaran su vengativo afán represivo y violento; nos bastó menos de un mes para saber que quieren privatizarlo todo, que quieren vender la patria… y si eso no fuera suficiente, nos bastaron ya seis años con el régimen de Peña en el Estado de México para darnos cuenta de que es un mentiroso, corrupto, perezoso, violento, ignorante, cínico y soberbio.

Sí nos adelantamos señores; porque adelante está el futuro, el progreso, la esperanza, porque quien no se adelanta perece, porque no adelantarse es renunciar a la evolución humana e intelectual. Porque no adelantarse implica quedarse atrapado en la edad de piedra, en el oscurantismo… en la era de los dinosaurios.

Ptolomeo.



[i] http://www.la-verdad.com.mx/emite-marcos-comunicado-sobre-marcha-silenciosa-ezln-36918.html
[ii] http://www.eluniversal.com.mx/notas/891485.html
[iii] http://www.pagina24.com.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=9668&catid=44&Itemid=94
[iv] http://www.jornada.unam.mx/2012/12/24/politica/003n1pol

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