En los tiempos recientes la mayoría de nosotros, si no es que todos, nos hemos percatado de que paulatinamente diversos servicios y organismos que otrora eran públicos han ido privatizándose. También, a la par de estas estrategias de la iniciativa privada en complicidad con las esferas gubernamentales de todos los niveles, hemos visto a diversos organismos sociales y civiles levantarse, oponerse y resistir ante este tipo de embates de los poderosos.
Una de las consignas de los regímenes neoliberales es la participación absoluta de los organismos comerciales y privados en todas las instancias que ofrezcan productos y servicios al público o, como suelen llamarle estas entidades comerciales, al usuario final o al cliente; afán que se traduce en la desaparición de las políticas gubernamentales que ofrecían todo tipo de beneficios, prestaciones sociales, subsidios y atenciones sin ánimo de lucro a los ciudadanos de una sociedad determinada, México en nuestro caso.
Hay muchas personas que no ven el mal detrás de todo este aparato, y es que el discurso de las grandes firmas comerciales, corporativos y financieras del mundo occidentalizado y capitalista opera bajo la premisa no escrita de que en el libre mercado, quien paga más por algo, recibe un producto y un servicio mejor.
Sin embargo, esta percepción no es totalmente cierta, para muestra un botón, en el Estado de México, en lo que respecta al rubro médico hospitalario, las instancias que aglutinan más del 73 por ciento de las quejas por malos tratos, negligencias médicas, prácticas poco profesionales, abusos de autoridad, son los hospitales del sector privado[i] y no los públicos cómo según parece es la creencia popular. Mucha gente sigue creyendo que derrochar a raudales en un hospital privado carísimo en beneficio de su propia salud es lo mejor que se puede hacer; sin embargo son diversos los casos en los que los mismos hospitales de la iniciativa privada, al no tener la capacidad resolutiva ante emergencias de alto nivel, trasladan a los pacientes a unidades médicas públicas que a pesar de sus carencias resuelven con mayor profesionalismo y celeridad este tipo de casos.
Para demostrarle lo anterior voy a utilizar un artículo titulado “Factores Inhibidores de la Calidad en los Servicios de Salud. Análisis desde la perspectiva de los Hospitales privados y públicos” que aparece en el vol. 14 número cuatro del año 2009 de la Revista de la CONAMED (Comisión Nacional de Arbitraje Médico)[ii]. En dicha publicación se realiza un estudio pormenorizado de los factores que inhiben la calidad en las instituciones de salud tanto públicas como privadas, en el factor denominado Gestión del Talento Humano Deficiente, que se refiere a la capacidad del personal médico y paramédico para atender cabalmente las necesidades de los servicios que otorgan; en el sector privado la recurrencia en esta falta era mucho mayor que en el sector público, en razón de 5 a 1, esto se resume en que el personal de los hospitales públicos está mucho mejor adiestrado para afrontar y atender cualquier eventualidad de campo.
El mismo artículo consigna:
Desafortunadamente este aspecto ha sido -al igual que la inversión en calidad- descuidado por los directivos, ya que lo consideran como un gasto y no como inversión, lo que trae serias consecuencias en la prestación del servicio al ser realizado por personal inhabilitado o improvisado, sin una capacitación específica, sobre todo en áreas críticas (quirófano, recuperación, terapia intensiva, urgencias, etc).
El segundo factor inhibidor en esta categoría es el proceso de selección del personal inadecuado (44.4%), sobre todo por falta de perfiles para cada puesto o categorías existentes en el hospital.
Este tipo de prácticas se repiten en todas las demarcaciones del país, y esto es lo que sucede cuando un servicio al público se mercantiliza y la atención al paciente se convierte en un producto que generará capital y deja de ser un ser humano tratado en sufrimiento. Y este es sólo uno de los muchos factores incluidos en este estudio en el que al final se percibe una mejor calidad de los servicios prestados por hospitales de gobierno que por los hospitales privados.
Otra vertiente en donde la mafia privatizadora ha puesto su mirada es en el sector educativo[iii], durante los años recientes hemos notado que muchas instancias han volcado sus esfuerzos por denostar y desprestigiar a la educación pública; cosa que no sólo pasa en México, sino que increíblemente también suceden los Estados Unidos. Las escuelas públicas últimamente han recibido un embate calumniador por parte de empresas como Microsoft y múltiples medios de comunicación. No sobra decir que la educación es un campo súper fértil e inagotable para la operación de diversas instancias comerciales; sin embargo, su afán más deseado es totalizar el mercado a fin de que cada niño del mundo sea un usuario de servicios comerciales educativos que prestan las diversas empresas dedicadas a este tenor, y que no haya un solo pequeño que sea beneficiado con la gratuidad gubernamental en sus estudios, pues esto representaría una oportunidad lucrativa importante que se desperdicia.
Por ejemplo, en México al menos durante las dos últimas décadas se ha puesto en tela de juicio el desempeño de los docentes, y se les atribuye a ellos y solamente a ellos la culpa completa del tremendo rezago educativo en que estamos sumidos todos los mexicanos; lo que las televisoras no le dicen, querido lector, es que cada año el gobierno federal destina menos presupuesto a las escuelas públicas de todos los niveles. Esta estrategia intenta que el sistema educativo reviente desde adentro al no tener los recursos mínimos para sustentar la educación de tantos millones de niños. A pesar de todo esto, muchos de nuestros maestros, sin tener los recursos mínimos y con sueldos de hambre, hacen lo imposible para que nuestros niños se puedan defender mínimamente ante los retos que les presentará la vida.
¿Acaso alguien todavía cree que la educación privada es mucho mejor? Para muestra otro botón, según un estudio realizado por Paulina Monroy el 90% de la educación superior de iniciativa privada en México es tremendamente deficiente[iv]; cosa que contrasta con los estándares de calidad que enarbolan instituciones públicas como la UNAM o el IPN que año tras año, con menor presupuesto, se colocan cada vez más alto en el ranking de las mejores universidades a nivel mundial[v].
En lo primero que debería de enfocar sus esfuerzos el gobierno federal, antes de implementar estúpidas evaluaciones magisteriales, es en otorgar mínimamente el 8% del Producto Interno Bruto a este sector tal como lo recomienda la UNESCO/ONU.[vi]
En fin, mi querido lector, es por ello que el afán privatizador del “gobierno” de Enrique Peña dista mucho de ser la solución que necesita México para enfrentarse contra las múltiples crisis en las que se encuentra sumergido. En una coproducción de Radio UNAM, llamada Momento económico, diversos expertos en economía, sociología, antropología y algunos neoliberalistas conversos demuestran y discuten porqué las estrategias del actual sistema económico que predomina en el mundo son una peligrosísima bomba de tiempo. Si usted está interesado en escuchar todas las emisiones de este valiosísimo documento radiofónico, aquí le pongo la liga[vii].
Quiero rematar ejemplificando los escenarios posibles a los cuales nos están arriesgando nuestro gobernantes con este esquema económico tan infame: supongamos que en un futuro cercano -toco madera- todas las instancias que antes eran del servicio público están en manos de empresarios; supongamos que todos ellos se comportan éticamente en sus administraciones, sin embargo sobreviene una sorpresiva crisis económica global. ¿Qué sucedería si usted enferma de neumonía? –toco nuevamente madera-. Usted no podría asistir al hospital a atenderse por dos razones, la primera, probablemente los costos de los servicios sanitarios serían altísimos y, por otra parte, el hospital al ser privado muy posiblemente se declararía en quiebra al no poder pagar sus deudas.
Cada día la enfermedad se agravaría al punto de dejarlo a usted en cama, lo que le imposibilitaría asistir a su trabajo; por lo tanto y según el nuevo esquema laboral, que privilegia al patrón antes que al trabajador, usted sería despedido sin justificación en pocos días, lo cual cancelaría su seguro médico que de por sí ya no le sirve de nada. Al no tener ingresos usted ya no podría pagar las colegiaturas de sus hijos y, en breve, sería expulsados de la escuela, lo cual degeneraría en un futuro bache educativo para sus hijos que los pondría en desventaja al salir a buscar un trabajo en la salvaje competencia de la vida neoliberal…, el resto se lo dejo a su imaginación.
¿Acaso usted cree que si se logra por privatizar por completo los servicios públicos el gobierno le va a dejar de cobrar impuestos? De ninguna manera, ahora usted debería pagar lo doble por todo, por salud, por educación, por seguridad, servicios viales, alumbrado, luz, agua, infraestructura urbana, por todo… entonces ¿A dónde irán a parar los impuestos? ¿únicamente a engordar los bolsillos de los políticos? o ¿a poco usted cree que ellos van a ceder sus cargos de diputados, senadores, presidentes, gobernadores, etcétera, a favor de las empresas privadas y estarían dispuestos a que se les fiscalizara con evaluaciones semestrales de desempeño? ¿a poco cree usted que estarían dispuestos a que se les pagara por hora siete pesos, sin aguinaldo, ni antigüedad, ni pensión? Que no se lo duerman, querido lector. El esquema privatizador es más grave y peligroso de lo que se plantea.
Ptolomeo.
[i] http://poderedomex.com/notas.asp?id=75189
[ii] http://www.conamed.gob.mx/publicaciones/pdf/REVISTA_OCT-DIC_2009.pdf
[iii] http://www.jornada.unam.mx/2013/01/03/politica/002n1pol
[iv] http://www.voltairenet.org/article157748.html
[v] http://ciudadanosenred.com.mx/ciudad-joven/las-mejores-universidades-en-mexico-2012
[vi] http://www.observatorio.org/comunicados/comun062.html
[vii] http://www.iiec.unam.mx/programas-de-radio
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