por
era-del-Ser.
Continuemos con el tema dejado suspenso en la entrega
anterior: el derecho. Recordemos que éste es un término de larga tradición en
la historia moderna del hombre y sus diferentes momentos que marcan la
evolución de las sociedades humanas.
El filósofo, escritor y
político francés Miguel Eyquem de Montaigne (1533-1592), hablando en relación
al derecho, escribe: “las leyes se mantienen no porque son justas, sino porque
son leyes; es el fundamento de la autoridad. Pero la autoridad no basta para
hacer el derecho, por eso se necesita la máscara de la justicia”.
El filósofo político y
teólogo holandés Hugo Grotius o Huig de Groot (Grocio) (1583-1645) quien fuera
el iniciador del derecho internacional, hecho que le ganó el mote de “El legislador
de la Europa moderna”. Para Grocio el objetivo del derecho es “restablecer la
paz, por el reino del derecho entre los hombres y los estados de confesiones
distintas; y llegar a consensos a pesar de sus oposiciones”.
El filósofo inglés Thomas
Hobbes de Malmsbury (1588-1679), autor de la obra Leviatán con la que contribuyó al desarrollo de la filosofía
política occidental, dice: “antes de establecer las leyes, no había ni justicia
ni injusticia; allá donde no hay poder común, no hay ley; y donde no hay ley,
no hay justicia. La ley es un orden, y en ella está la razón suficiente para
obedecerle”.
Jean Domat (1625-1696),
jurista francés, insistía en que las disfunciones de la ley eran originadas
principalmente por la incertidumbre de las normas. Asume que el derecho como
ciencia y dedica sus esfuerzos a su sistematización siguiendo los pasos de su
antecesor Charles Dumoulin.
Para Baruch de Spinoza
(1632-1677), filósofo neerlandés, en el estado de naturaleza el derecho
inexistente, su origen es la cultura, en el estado de naturaleza existen
acciones que son contrarias a la autoconservación por tanto la situación
totalmente ajurídica es insoportable. El derecho aparece cuando los hombres
transfieren sus derechos naturales a un soberano para acceder a un estado
civil. El derecho toma forma de ley y la ley es el criterio de falta, de lo
ilícito y por tanto la falta, que es la desobediencia a la regla, sólo es
concebible dentro de un Estado.
Charles Louis de Secondat,
Señor de la Brède y Barón de Montesquieu (1689-1755), pensador francés del
tiempo de la Ilustración, escribe: “Cuanto más se acerca un gobierno a la
República, su manera de juzgar se vuelve más fija, disminuye más el poder;
porque el gobierno en el gobierno republicano es constitucional que los jueces
sigan la letra de la ley”. De esta manera es que el pueblo gobierna a través de
la ley y la libertad no es sino poder hacer todo aquello que la ley permite.
El filósofo suizo Jean-Jacques
Rousseau (1772-1778), autor de El
Contrato Social y el Emilio,
escribe: la ley “es una declaración pública y solemne de la voluntad general
sobre un objeto de interés común”, por tanto, no hay voluntad general sobre un
objeto de interés particular. Empero, el ideal jurídico es inalcanzable por
tanto siempre se necesitaran leyes nuevas. El gran problema en política es
encontrar una forma de gobierno que ponga la ley por encima del hombre, la
dificultas estriba en la naturaleza del hombre.
El filósofo prusiano Immanuel
Kant (1724-1804) separa la noción de la norma jurídica de la noción de la norma
moral. Escribe: “El criterio del derecho es la coacción exterior. La moral
tiene como finalidad la paz interior del alma”. Es de esta maneta que se cae
dentro del orden jurídico cuando se actúa movido por el interés o por el temor.
Con este último filósofo
cerramos el siglo XVIII de nuestra era. ES muy importante observar cómo, a
través del tiempo, los criterios jurídicos se van refinando cada vez más al
pasar de los años. Para entender nuestro propio tiempo es necesario conocer los
antecedentes históricos que conlleva nuestra realidad. La importancia del
conocimiento radica en que aporta una comprensión de la realidad capaz de
generar nuevas formas que mejoren nuestras sociedades.
Espero que estos conceptos
les permitan una mayor comprensión de nuestra realidad jurídica.
Les deseo un año 2013 pleno
de satisfacciones y realizaciones, de esfuerzos coronados y de cosechas
recogidas. Que la paz universal se haga una constante en vuestros hogares.
¿Qué tal durmió FCH?
(XXII)
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