martes, 7 de mayo de 2013

El PRI como en sus “mejores” tiempos



El día de hoy mi querido lector, quiero hacer una breve recapitulación de algunos de los embates y retrocesos que ha instrumentado el PRI desde su “regreso” a los pinos; no han cumplido siquiera un año, y muchísimas de las conquistas populares que costaron casi un siglo en ganarse, se han ido perdiendo ante la indiferencia de miles de mexicanos y el estupor e indignación de muchos otros. Iniciemos con este dolorido listado:

1.    Reforma Laboral: Aunque esta “reforma estructural” fue cocinada al vapor cuando aún atravesábamos el espurio sexenio de Calderón; la instrumentación de esta medida se dio en claro contubernio con el régimen priista que estaba por entrar a fin de que una medida tan impopular no golpeara desde el inicio al “gobierno” que se reestrenaba y el “gobierno” saliente asumiera la culpa por entero. Sea como sea, la responsabilidad histórica de este arietazo contra los trabajadores descansará ineludiblemente sobre los hombros del priismo. El resultado: una neo esclavitud empresarial al servicio de las transnacionales corruptas e inmoralmente ricas.

2.    Reforma Educativa: Otra reforma tremendamente impopular que más allá de hacer una revisión de los planes de estudio, una fiscalización de los recursos presupuestales a este sector, la implementación de una infraestructura educativa que afronte con contundencia el rezago; es sólo un apéndice de la reforma laboral que únicamente pretende secuestrar el sector magisterial para poder dar entrada al ramo a la iniciativa privada y a muy oscuros intereses mercantilistas y neoliberales.

3.    Reforma de Telecomunicaciones: Más allá de ser una democratización del acceso a los medios de comunicación, esta reforma es sólo una dádiva en recompensa por los servicios otorgados por diversos medios de comunicación durante la campaña electoral del año pasado en una irrefutable inclinación por el entonces candidato Peña. Esta reforma únicamente se traduce en “diversificar” el mercado de empresas monopolizadoras de las telecomunicaciones; es decir, que estas empresas que únicamente se enfocaban al tráfico mercenario de la información, ahora puedan explorar otros nichos de mercado y robustecer su aparato monopólico en diversos sectores de las comunicaciones.

4.     Reforma Hacendaria: Su principal pretensión es generalizar el cobro de IVA por cualquier tipo de producto, aunque sea de necesidad básica, como son las medicinas y los alimentos; esta medida pretende cargar al erario público el hueco presupuestal que se generaría tras la aprobación de la reforma energética (es decir, la venta de PEMEX).

5.    Reforma Fiscal: Su objetivo es dar seguridad legal a todas las grandes evasores de impuestos (bancos, transnacionales, políticos, empresarios corruptos y narcotraficantes) pues si bien es cierto que hoy operan de tal modo con total impunidad, la reforma fiscal destruiría los estatutos legales que eventualmente podrían perseguir la comisión de este tipo de prácticas; todo ello justificado bajo la óptica de la “benévola” inversión privada y/o extranjera y la mentada “movilidad económica”; por otro lado, la recaudación de impuestos a pequeños contribuyentes se endurecerá para tratar de nivelar el déficit de captación que sobrevendrá al condonar a contribuyentes ricos.

6.    Reforma energética: No hace falta ser un experto en la materia para adivinar siquiera que detrás de ella están las manos de muchos empresarios inescrupulosos nacionales y extranjeros. Aún a pesar del abandono en que se encuentra PEMEX, esta paraestatal sigue siendo una fuente importante de riqueza soberana de todos los estados mexicanos. El permitir que empresarios metan mano en su administración y explotación, representaría un catástrofe nacional.

Por último, como si no fuera suficiente este listado, el mexicano de a pie debe enfrentarse con una durísima realidad en la que su sueldo no le alcanza para cubrir sus necesidades mínimas, no puede acceder a educación gratuita y de calidad que le permita a sus hijos superar su propia miseria, no puede adquirir alimentos sanos que le impidan enfermarse continuamente y por ende eximirle de tener que pagar por servicios de salud malos, caros y farsantes como lo es el Seguro Popular; no puede incrementar su patrimonio pues apenas le alcanza para mal comer y mal vivir; nunca podrá acceder a un crédito hipotecario no ventajoso que le permita comprarse una vivienda digna; y los altos costos en el transporte público y las gasolinas jamás le permitirán adquirir un vehículo propio.

El Mexicano de abajo está esclavizado por el empresario de arriba, que en muchas ocasiones, ni mexicano es. ¿Irremediable? De ninguna manera; cuando el mexicano sienta el agua hasta el cuello es cuando se despojará de su yugo y luchará por su libertad. Pero ¿es necesario llegar a tal extremo para luchar por nuestra libertad? ¿por qué no empezar a luchar ya? No hablo de violencia, sólo de una lucha social en la que si cada uno exigiera vehementemente lo que le corresponde, no habría siquiera la necesidad de llegar al derramamiento de sangre. Ojalá sea esta la alternativa porque tarde o temprano habrá un punto de quiebre y las cosas se invertirán.

Ptolomeo.

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