miércoles, 11 de julio de 2012

¿De qué se trata esto?



A muchos les parece que esto del fraude no es cosa nueva, se han acostumbrado a ver a su país tan herido, tan embestido innumerables veces por el salvajismo de la clase gobernante; las corruptelas, el cinismo político, la violencia, el delito, el ejercicio del poder bajo el más cruel e inmisericorde autoritarismo… estos mexicanos están tan acostumbrados a que las cosas no funcionen y por ende se muevan a través del cohecho, la tranza, la mordida, el padrinazgo, influyentismo, nepotismo o llámesele como usted mejor quiera. Estas personas ya no tienen memoria, ni siquiera, del día en que dejaron de creer que todo podría mejorar. Y es cierto, no es la primera vez que nos enfrentamos a un atropello tan mayúsculo, han sido miles las veces que se nos ha oprimido desde arriba que… a muchos de nosotros… les parece que es más sensato dejar de levantarse y comenzar a besar el suelo en el que yacen y resignarse de una buena vez… “total, son el gobierno, no puede hacerse nada en contra de ellos”… Con el perdón de todas aquellas almas pusilánimes, yo no creo en lo mismo, yo no estoy dispuesto a quedarme de rodillas totalmente impasible… me voy a levantar infinitas veces, no importa si las mismas me vuelven a derribar. La autoridad con su discurso tan falaz y desgastado, vitupera desgarrándose los hábitos a todo aquel que no se alinea, solloza sufridoramente que debemos creer en las instituciones, que debemos respetar la voluntad de la mayoría, que debemos aceptar los resultados de la contienda, que debemos operar en el margen de la ley. Sin embargo ¿de qué se trata esto?
                Voy a decirle que la gente, ya no cree en sus instituciones, en ninguna… que el pueblo ya no cree en su país, ni en sus políticos… No, no estoy loco ni estoy diciendo las cosas de puro rencor, si la gente aún creyera en sus instituciones el número de denuncias en el ministerio público, sería proporcional al número de delitos cometidos, pero sobre todo, al número de delitos castigados; si la gente creyera en sus instituciones no iría a la alza el número de autoempleos; las empresas de seguridad privada y las agencias aseguradoras no operarían en un ramo harto creciente y rentable; no existiría lucro con el agua potable en las zonas marginadas; no habría evaluaciones universales para alumnos y maestros, pues se confiaría en la educación de calidad; no habría zares anticorrupción ni atidroga; ni pruebas antidoping; no habría FEPADE; no habría Contralorías Internas; ni trámites para investigar el trámite más inútil de todos; no habría institutos de transparencia y acceso a la información; si la gente creyera en sus instituciones…, si la gente creyera es sus instituciones sería porque las cárceles estarían atiborradas de los defraudadores del FOBAPROA, PEMEX-GATE, de los instigadores de masacres, desapariciones forzadas, de Río Blanco, Atenco, Guardería-ABC, Acteal, Aguas Blancas, Tlaltelolco 68, jueves de Corpus 71… etcétera, y no de criminales de poca monta; no tendríamos al ejercito en las calles que lejos de resolver el problema lo exacerba… La gente ya no cree en sus instituciones… porque no las hay, y las pocas que quedan las tienen secuestradas, señores… y esto no es nuevo… la gente no cree en su país desde hace… digamos setenta años… los mismos setenta años que… bueno mejor me callo.
                La gente no cree en sus instituciones, pero no lo digo yo, Señor Magistrado, lo dicen todos aquellos mexicanos que componen más del treinta y seis por ciento que no voto (la gran mayoría de ellos, porque ya no creen en las elecciones), sumados a todos aquellos que votamos en favor del candidato de las izquierdas (que nos son pocos, ni por asomo) mas todos aquellos que NO votaron por Enrique Peña, entonces, si los suma, usted verá, que son una aplastante mayoría. Ahora, según se vocifera, “debemos respetar la voluntad de la mayoría, que debemos aceptar los resultados de la contienda”… pues hago hincapié en su mismo discurso… y sean ustedes, autoridades, las que acepten el resultado y la voluntad de la mayoría. El pueblo mexicano no quiere a Enrique Peña…
                Por último, se nos insta a operar en el marco de la legalidad cuando las autoridades no tienen siquiera la calidad ética ni moral para alzar a este llamamiento… Y sin embargo, aún a pesar de las infinitas burlas vividas por el pueblo desde hace tanto tiempo, el pueblo mexicano, salió a las calles a sufragar, con el corazón henchido de esperanza y pureza y buena fe a esperar que esta vez su voz si fuese escuchada, el pueblo, operó con toda legalidad aún a sabiendas de que el Instituto Federal Electoral no garantizaba una elección veraz y equitativa, ni mucho menos limpia, desde el tan lamentable e infame acontecimiento de la duplicación de boletas y que horrendamente fue minimizado y más cuando era vital dar total certeza a estas elecciones después de ese otro robo electoral, el del 2006. Pero México votó… quiso hacerse oír por las vías legales… y no fue escuchado… y ante el descontento social que se percibe a la postre del fraude… se nos llama intolerantes, violentos, reaccionarios, resentidos, malosperdedores… No señor… eso si que no… nos duele nuestra patria y estamos hastiados de tanta tranza. Pero, qué le voy a hablar a ustedes, señores autoridades, de esperanza y pureza y buena fe si es algo que sus podridos corazones están amputados e incapacitados para sentir.
                Basta de las mentiras de siempre, ustedes y nosotros sabemos que ya no funcionan, se han caído… desde hace mucho tiempo… Yo al igual que millones de mexicanos, no gano nada en absoluto al refrendar mi rechazo al priísmo y a su candidato, no exijo un cargo político, ni una dieta mensual vitalicia, no pido ni un solo centavo, basta ya de esa falacia que nos acusa de perseguir un hueso, o ser mexicanos huevones que esperamos dádivas y subsidios eternos… No es así, lo único que pido (pedimos) es que ya no nos quiten nada, que nos permitan progresar por nuestros propios medios, que no nos jodan desde abajo con los robos ordinarios  ni que nos jodan desde arriba con los impuestos vampiriles y los privilegios asquerosos de los altos gobernantes (robos , ambos a fin de cuentas)… ya no sangren más al pueblo… ni siquiera pido que se nos regrese lo que es nuestro por derecho y que nos han arrancado… ya sólo pido, que no nos sigan flagelando y arrebatando lo que es fruto de nuestro trabajo… el trabajo de verdad, el que jode y cuesta… ese trabajo que ustedes, señores de la clase política gobernante, no conocen y al que temen… No nos quiten más.
Y para aquellos que prefieren quedarse en la apatía y la inacción les diré algo. Una vez leí en facebook un comentario de una persona que decía que a ella no le quitaba el sueño quien ganara las elecciones, que para esta persona existían cosas más importantes como su carrera, su familia y sus alumnos… pues déjenme decirles a todos los que piensan de este modo, con todo respeto y profunda sinceridad… si no hacemos nada… esas cosas que están sobre nuestras aspiraciones políticas, esas cosas que son lo más importante para cada uno de nosotros, corren severo peligro… nuestras carreras se verán sesgadas si la educación se privatiza, nuestra familia corre el peligro de ser secuestrada o acribillada en un tiroteo o refriega al salir a la calle para trabajar o ir a la escuela… nuestros alumnos, hijos, sobrinos… nuestros niños en general corren el horrendo e inadmisible riesgo de perderlo todo… de no tener siquiera una escuela, un trabajo, ni un futuro digno al cual aspirar. Despierta… hay tanto en riesgo. No nos lamentemos luego por no haber hecho lo necesario para defenderlo. Yo únicamente hago esto por mi país… porque lo quiero. ¡Lucha por lo que quieres México! ¡Es de lo que se trata esto!
Ptolomeo.

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