lunes, 23 de julio de 2012

Desencanto

En memoria de Luis Felipe Méndez

El sábado 19 de julio recibí esta noticia: Luis Felipe Méndez falleció. ¿Quién era? Un amigo. Este texto está dedicado a él. Y disculparán mis palabras erráticas, pero todavía sigo alterado por ese suceso. Luis Felipe, un joven director teatral, siempre tenía una actitud bastante crítica ante todo lo que sucedía alrededor. Y también era muy sensible ante todo el panorama. Y también era una persona de acciones. Ahí va el texto, a tu memoria amigo.
Desencantar, según el diccionario de la Real Academia Española, es un sinónimo de de decepcionar y desilusionar. A su vez Decepción es un "pesar causado por un desengaño y también es un engaño". "Engaño, falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre" (y para enriquecer el vocabulario, significa asimismo: "La muleta o capa que usa el torero para engañar al toro").
Después de este pequeño repaso de los significados, dispondré a decir que lo que he visto en estos últimos días: aparte de una campaña de desacreditación a cualquier movimiento inconforme con las elecciones, ha sido una campaña del desencanto. Me pongo, por un momento, en los zapatos de todos esos jóvenes recién estrenados en el derecho de votar, acudiendo a las urnas, pensando que su voto, esta vez podría ayudar a cambiar el rumbo de este país. Y “legalmente,” salen corriendo a proclamar a un vencedor.
Aún sin haber computado, en un primer conteo, el 100% de los datos, salen a festejar a un “nuevo presidente electo.” Y a partir de eso ha habido una serie de aceptaciones para alinear el pensamiento colectivo. Esta semana uno despierta con una foto de Felipe Calderón en frente de Enrique Peña Nieto. Y de pronto el sistema mexicano se empieza a alinear para darle la bienvenida, qué digo darle la bienvenida; para entregarle una presidencia, comprada. (Y digo comprada, dados la serie de mecanismos y dinero que se han ido inyectando en la campaña de EPN y que, aún ahora, se sigue inyectando para que la imagen de EPN se nos meta hasta el fondo).
Nos informamos a través de las redes, todos testigos de las irregularidades de la elección (por ahí escuché que posiblemente una de las elecciones más sucias de la historia moderna de nuestro país). Y lo que los medios nos escupen son imágenes de instituciones donde la legalidad es una especie de mito. Y poco a poco, así, una persona sola frente a los medios, se empieza a sentir desencantada, deprimida.
Yo mismo he sentido esas ganas de llorar, de ver todo esto y sentirme “impotente.” Pero es tan sólo una pequeña imagen de mí. Y esta imagen ni siquiera viene de mí. Esta imagen es el resultado de los medios, que parecen burlarse al mostrar lo corrupto que puede llegar a ser el sistema. Y no precisamente lo hace mostrándonos la “verdad”; lo hace mostrándonos a un PRI victorioso, feliz, dictando como manipuladores de títeres, las palabras y decisiones del sistema. Vemos perdonar a FCH la multa, por intervenir en el debate, en contra del candidato AMLO. Vemos cómo legalmente, la impunidad, avanza al mismo paso que crece el dinero.
Y cada vez más, nos decepcionamos, nos desilusionamos y terminamos siendo, de nuevo tibios. Si yo fuera un chico de 18, votando por primera vez, pensando firmemente que el PRI no debería haber vuelto a los Pinos; es muy posible que ya hubiera perdido toda fe en la acción de ejercer el derecho de votar. Y no sólo eso, dejaría de tener fe, en toda práctica político-social.
Pero no debemos entrar en la autocompasión, de la cual los mexicanos sabemos mucho. Si señalo todo esto, es porque me llama la atención, es porque siento que deberíamos empezar a generar propuestas, para no dejar caer a las nuevas generaciones, para que se sigan uniendo a este frente que se ha ido formando en contra del engaño.
Y no sólo ellos han empezado a caer, hace unos días leía en una célula del #132, esto transcribiré íntegro:
Me preocupa que usemos sólo una compu y desde un sillón nos expresemos. O si están haciendo algunas otras cosas no duden en invitar a todoooos seguro habremos mucho mas personas interesadas en apoyarnos. No sólo las marchas son importantes, hay movimientos hormiga que están dejando huella. En fin... de verdad espero que este movimiento no se apague, porque de verdad cada vez veo menos asistencia. No esperemos a que nos lo pidan, accionemos para que el día de mañana no tengamos un ensayo si no muchos. No nos rindamos por favor.
El desencanto hablando.
¿Cómo se combatirá esto? No lo sé. Lo que sí sé es que es cierto que hay muchos pequeños grupos, cada quien haciendo lo que puede desde su trinchera. Tomemos de ejemplo el pequeño círculo que escriben en este blog. Tomemos de ejemplo a los chicos de los actos performáticos, y si así nos vamos con todos los pequeños movimientos, podremos unir bastantes personas, haciendo miles de pequeñas acciones. Creo que mi propuesta sería primero: Unir esas voces. Tratar de generar una red entre grupos de gente para apoyarse el uno con el otro, nutrirse. No cerrarse, abrirse y formar lazos.
Porque a fin de cuentas, un puente no sólo une puntos, sino permite el flujo. Lo que pasa por ese flujo es tan infinito como nuestra creatividad nos deje. Si ustedes tienen más propuestas no duden en escribirlas, en serio. Lo que necesitamos es comunicación, es apoyo mutuo. Es decirnos, no estás solo y tus acciones sí importan. Aprovechemos las redes para empezar a generar un verdadero flujo de información.
La otra cuestión es que sin verdadero compromiso o interés, toda esa información puede pasarnos de largo. En este caso se empieza a formar nuevos pensamientos y desarrollos para el siguiente texto. Porque también para combatir este desencanto, y en general para combatir todo lo que se forjó hasta el día de hoy, son necesarias acciones serias, compromisos reales y también estrategias a largo plazo. Empecemos a pensar en el largo plazo, porque muchas de las fallas en una organización radican en el no pensar a largo plazo; y el crecimiento de ésta, si es el caso, se verá constantemente frenado.
Asdrúbal.

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