viernes, 27 de julio de 2012

Nomas tres tiros nos dio...

   
Por era-del-Ser

            Felipe Calderón Hinojosa enojose y, en venganza a un pueblo que no supo valorar apropiadamente su esfuerzo por lograr un "país mejor", y eligió en voto de castigo a su partido por los más de 60,000 (SESENTA MIL) muertos  que ha dejado su guerra contra el narco, decide dejar una “herencia maldita” y en menos de un mes realiza tres actos que pueden ser un lastre muy pesado para el futuro del pueblo mexicano.
            Primer acto:
            El día primero de julio por la noche, apenas terminada la cadena nacional en donde el Consejero Presidente dio a conocer las tendencias del PREP, vimos, azorados, a un Presidente de la República sonriente y feliz dando por ganador de los comicios a EPN y felicitándolo por su triunfo, cuando dichos comicios aún no estaban concluidos. Este acto, cargado de poder y simbolismo por quien lo realiza y por llegar a la mayoría del pueblo mexicano a través del radio y la televisión, sirvió para otorgar una apariencia de legalidad al triunfo del PRI, a pesar de todas las irregularidades que ya todos conocemos.
           Segundo acto:
           Después de los compromisos derivados de las reuniones en el alcázar del Castillo de Chapultepec con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, en donde Felipe Calderón se compromete a la promulgación de la Ley de Víctimas, cuando dicha ley ya está en el Congreso y en evidente represalia a la derrota de su partido político en las elecciones federales, Calderón veta su propia ley con el falaz discurso de la mala redacción de la misma; dejando, de está suerte, con un palmo de narices a los deudos de los miles de muertos y a los familiares de los desaparecidos. Posteriormente y a través de una controversia constitucional presentada ante la Suprema Corte de Justicia, logra impedir la publicación de la ley en el Diario Oficial contraviniendo la orden del Congreso para su publicación. Así, a cuatro meses del fin de su periodo presidencial, Felipe Calderón evade la responsabilidad de su Gobierno ante las víctimas y los damnificados de la Guerra Contra el Narco. Javier Cicilia, representante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, declara al respecto: “Un hombre que falta a su palabra, no vale nada. El presidente, en este momento, no vale nada para nosotros. Está faltando a su compromiso y a su palabra. Está violentando la Constitución. Hago un llamado muy fuerte al presidente de la República para que honre su palabra y sea digno con las víctimas”.
                                                                               Tercer acto:
            Quizá sea ésta la peor y la más peligrosa de sus “herencias malditas”. El día 11 de julio, por instrucciones de la Presidencia de la República, Claude Heller Rouassant, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de México ante Japón firma, a nombre de todos los mexicanos, la adición de nuestro país al Anti-Counterfeiting Trade Agreement (ACTA). La firma de tan importante y trascendental documento se lleva a cabo en un país que está al otro lado del mundo y sin previo aviso a la ciudadanía, además de que, por el lugar en donde se lleva a cabo la firma (Japón), Felipe Calderón lo hace literalmente “en lo oscurito” puesto que, mientras se lleva a cabo la firma de ACTA, en México es de noche y por lo tanto han terminado ya las actividades de los diferentes noticiarios del país. Aunado a esto, Calderón hizo caso omiso a la recomendación emitida por el Congreso en contra de que México participara en la firma de tal acuerdo. ACTA ha sido rechazada por los países europeos debido a la ambigüedad del lenguaje en que está redactado, importante característica que puede servir para transgredir los derechos de confidencialidad de la comunicación entre los usuarios del Internet, además de ir, por su naturaleza, en contra de la presunción de inocencia que es la base de nuestro aparato legal. En un país como el nuestro, en donde los derechos humanos no son algo que interese a nuestra clase gobernante, la posibilidad de que se lleve a cabo un uso abusivo del poder que confiere ACTA a los órganos fiscalizadores en contra de la ciudadanía hace de este último regalo calderoniano el peor de los Jinetes del Apocalipsis.
            Los mexicanos ya no podemos darnos el lujo de la indiferencia y la apatía. Es el tiempo de permanecer unidos; es el tiempo de interesarnos por cada uno de los acontecimientos que, al final del día, terminan beneficiando o perjudicando (la mayoría de las veces) a nuestra economía cotidiana, esa economía a la que no le interesa si la Bolsa Mexicana de Valores sube o baja, o si la Standard and Poor's incrementa o decrementa la valoración de riesgo a México o a cualquier otro país, o si Grecia va a terminar saliendo de la Zona Euro; sino el precio de la tortilla, el bolillo, el jitomate…
            ¿Qué tal durmió EPN? (II)


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