sábado, 24 de noviembre de 2012

México y su cooltura


Estamos a escasos días de que finalice el sexenio que, “haiga sido como haiga sido”, presidió Felipe Calderón; es ahora que descubro que su trágica gestión se explica, más que por el alcoholismo y los complejos que sin duda le caracterizan, por su “cooltura”. Egresado de la Maestría en Economía del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Felipe de Jesús se formo en la “ondita” empresarial y la institución no ha dudado en galardonar a su pupilo con el “máximo premio” que otorga a quien se ha desempeñado de manera profesional y ha “sobresalido”.
         El famoso premio lleva por nombre uno ad hoc a los delirios de grandeza que posee el señor Calderón: “Carrera al Universo y Mérito Empresarial”. Por supuesto que para dicha institución no cuenta la violación sistemática a los Derechos Humanos, ni la falta de Honestidad (estas sí con mayúsculas), mucho menos los miles de asesinatos que debemos a la necedad de su galardonado; es el mundo light de los chicos “preactivos”, “eprendedores” que destacan porque han sabido trepar a las cimas del poder (no importa cómo) de la flamante “haigacracia”.
         Congruente con su formación de altísimo nivel en budismo edulcorado, Felipe Calderón se despide de nosotros, ciudadanos que lo hemos padecido cada día hace ya casi seis años, haciendo chistoretes, cantando (infame pero con harta enjundia), mostrando con su ejemplo que eso de andar feliz es cuestión de puritita actitud: nomás hace falta ser ligerito y abrazar todos los días un árbol. Superación personal que no supera lo personal, pero que es como bálsamo para las almas densas que no ven las orillas del abismo existencial.
         ¿Que su “guerra contra el narcotráfico” nos dejó casi cien mil muertos (sino es que más porque hemos perdido las cuentas)?, ¡qué va!, naderías, ¿qué son esas centenas de miles en un país al que se ha salvado de la delincuencia?, ¡ganas de no ver lo bonito! ¿Que la mitad de la población vive en pobreza?, ¡cuánta negatividad!, ¡ganas de encontrar “el negrito en el arroz! Lo que pasa, nos explica ya su predecesor en gira por Europa, Enrique Peña Nieto, empeñado en superar con creces el optimismo rampante del señorito panista, es un asunto de “percepción”: la situación de violencia en México se ve más grave desde afuera que lo que realmente es.
         Al México cool que nos ha heredado irremediablemente nuestra muy desafortunada incursión al neoliberalismo, le hacen falta cristales más coloridos por los que podamos mirarlo… o evadirlo. Cada día nos sumamos más personas a las hordas de “infelices” que no “saben ver el lado positivo de la vida”. Se nos recrimina por hablar de feminicidios, de asesinatos, de políticos corruptos, de ciudadanos apáticos; nos instan a aprender a tener “pensamientos poderosos” que harán de nuestra existencia una “próspera y maravillosa”. Será por eso que estamos a punto de ingresar de lleno a un sexenio que ya no será el de los “valientes principitos” que se despiden sonrientes, sino el de las telenovelas, con Gaviotas sufrientes y galanes disputados por la maldad de villanas Morenas.
 Antídoto Amor

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