Vaya que los gobiernos priistas han salido buenísimos para reciclar, ha de ser por aquello de que se andan juntando con los niños verdes del PVEM, aunque en el asunto existe una inconsistencia terrible pues el Medio Ambiente de nuestra tierra jamás saldrá beneficiado con los afanes reciclacionistas de los remozados dinosaurios, pues lo más que han podido reciclar son las vetustas prácticas de los asquerosos regímenes de ésta, “la dictadura perfecta”. Y por ello desempolvaron la macana, las botas militares, el escudo y el uniforme anti-motín; por lo mismo sacaron del cajón los “pactos” sociales que tan a la usanza de los gobiernos priistas se implementaban en pro de la “solidaridad popular” con los más desprotegidos (y vaya que el significado de la palabrita es muy bello, pero no sé que me da cuando la escucho que siento un escalofrío recorrerme el espinazo y me viene al pensamiento un chaparrito, calvo, de bigote y orejón); también engrasaron la maquinaria demagógica para echarla a andar de nuevo a todo vapor, y vaya que me sorprende el discurso peñanietista, pues si el de Calderón era perverso, oscuro y mentirosón, a lado de las mentirotas del “copetes” se queda bastante cortito; del mismo modo el aparato de reclutamiento de orejas, porros, halcones, aplaudidores, difamadores y lameculos ha abierto nuevas contrataciones.
Y como quiero demostrarle a usted con lujo de detalle que el “Nuevo” PRI de nuevo sólo tiene precisamente eso, la palabra “nuevo” antes de sus siglas, y muy al estilo de Azcarraguita, el PRI pretende basar sus estrategias en viejas praxis que les resultaron alguna vez “exitosas” —puros refritos en la tele y en gobernación—, pero pasemos a lo duro y a lo maduro de este parangón:
La Represión. Es verdaderamente asombroso el poco nivel de imaginación e inventiva que tienen los “estrategas” policiales y militares de las cúpulas gubernamentales, para ello debo traer a la memoria el sensible recuerdo de Tlatelolco 68, es un secreto a voces que durante los hechos fatídicos del dos de octubre, el entonces presidente, el priista Gustavo Díaz Ordaz, a través de su secretario de Gobernación —y posteriormente, también presidente de la república— Luis Echeverría, ordenó la represión inmediata del movimiento estudiantil durante una concentración pacífica en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, D.F., para tales efectos se implementó la infiltración en la manifestación de un grupo paramilitar denominado “Batallón Olimpia”; en el cuál, los paramilitares, vestidos de civiles y portando un guante blanco en sólo una de las manos, detonaron salvas con armas de fuego en contra de los destacamentos militares y posteriormente balas a los estudiantes concentrados en la plaza, hecho que derivó en la matanza orquestada entre el Ejército Mexicano y el Batallón Olimpia.
Como pruebas de ello, existe la resolución judicial expedida por el magistrado Ricardo Pérez Calderón en el año 2006 en el que declara que “Echeverría Álvarez tuvo la opción de evitar la participación del Batallón Olimpia —«que dependía directamente de él»— y de agentes de la Dirección Federal de Seguridad el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, con lo que se habría frustrado la acción buscada y se habría evitado el resultado dañino a la vida y la puesta en peligro del grupo nacional integrado por estudiantes.”, que obra en el expediente 344/200[i]; del mismo modo, recientemente se han puesto a disposición del público una serie de fotografías tomadas por un empleado de la Secretaría de Gobernación y que documentan las detenciones y asesinatos de tal evento, en dichas placas queda evidencia fehaciente de la existencia del tan infame batallón[ii].
Ahora volvamos a nuestro presente y remitámonos a lo acontecido el día sábado primero de diciembre de 2012 en la Ciudad de México durante las protestas por la toma de posesión de Enrique Peña; el discurso oficial se pronuncia porque los manifestantes se tornaron violentos y ejecutaron actos de vandalismo, rapiña y destrucción de los inmuebles públicos, así como agresiones en contra de los elementos de Seguridad Pública Federal y Local. Sin embargo, gracias a la democratización de los medios electrónicos de comunicación y a las redes sociales, hemos podido tener a nuestro alcance diversos videos y fotografías que desdicen la versión gubernamental y dejan claro que sí existió provocación y grupos de choque, y que ésta vino desde adentro; es decir, desde el gobierno. Para ello le pido que mire el siguiente vínculo: http://www.sinembargo.mx/03-12-2012/449276 en él se encuentran una serie de videos y fotografías que sugieren la existencia de presuntos grupos porriles trabajando en contubernio con la policía. Del mismo modo uno de nuestros lectores muy amablemente me ha hecho llegar un análisis del primer video con pormenores de las actividades de estos sujetos; lo que nos deja más claro las circunstancias sospechosas de estos tipos que probablemente se hubieron infiltrado en la manifestación y desatarían los hechos violentos; lo que me llama mucho es la existencia de un sujeto que aparentemente los comanda y porta, a la usanza del batallón Olimpia, un guante en una mano, pero esta vez de color negro. ¡Qué poca madre! y ¡Que poca imaginación! Aquí le dejo la crónica:
· 00:10 Se puede observar con mucha distorsión una concentración de hombres jóvenes vestidos de civil frente a los efectivos federales y flanqueados por lo que parecen ser granaderos del D.F. al acercarse más la cámara se empiezan a dispersar en dirección izquierda de la pantalla, justo hacia donde se dirige un policía antimotines federal corriendo, se aprecian más policías del D.F. caminar hacia la derecha.
· 00:12 Se aprecia al grupo de jóvenes comandados por un sujeto de sudadera negra y bermuda blanca que se encuentra a la izquierda de la pantalla, se aprecia brevemente que levanta el brazo llamando al contingente de jóvenes que al percatarse de esto lo siguen, al avanzar la imagen al segundo 00:19 se observa en el extremo izquierdo que el sujeto de sudadera negra y bermuda blanca lleva sobre la cabeza una gorra o un casco que podría asemejarse al casco del policía federal que se encuentra inmediatamente a sus espaldas, de igual manera podría ser simplemente una gorra convencional.
· 00:13 Imagen congelada. Al dispersarse el grupo se aprecia en casi el centro de la pantalla un policía en cuyo hombro se puede ver distorsionada lo que parece ser la estrella de la insignia de la policía, justo donde momentos antes estaban los jóvenes agrupados.
· 00:18 Imagen congelada, se aprecia a un efectivo federal con un escudo antimotines con el logotipo Policía Federal impreso en él, se aprecia que corre de derecha a izquierda.
· 00:20 Casi en el extremo inferior izquierdo se ve a un hombre joven de sudadera blanca y gorra beige que observa a los manifestantes detrás de la cerca y se le ve pronunciar unas palabras en actitud altanera y provocativa.
· 00:33 Se aprecia en el extremo izquierdo de la pantalla un sujeto de sudadera naranja encapuchado que porta en la mano izquierda un objeto metálico. Del mismo modo se aprecia un joven de sudadera negra pantalón beige y gorra multicolor portando una especie de pañuelo al cuello probablemente para cubrirse el rostro, lleva en la mano derecha un vaso desechable en el que aparentemente lleva agua o un líquido transparente, al avanzar la imagen lo vemos beber, segundos antes se aprecia cortamente que dos sujetos igualmente beben agua. Es presumible que en la concentración previa alguien les dispensó el agua, lo que me lleva a pensar que estaban desempeñando alguna asignación “oficial” en el sitio. En el segundo 00:34 se observa a otro joven de playera clara con un pañuelo al cuello llevando un vaso de agua. Las ropas de todos estos sujetos tratan de imitar la vestimenta de los estudiantes y se asemejan con los encapuchados que realizaron destrozos el día primero.
· 00:34 Imagen congelada, al fondo se ve una fila de efectivos antimotines, en los escudos del primero de izquierda a derecha y del tercero de derecha a izquierda se alcanza a apreciar impresa la insignia de la policía federal.
· 00:53 Imagen congelada, al fondo se ve una fila de efectivos antimotines, en el escudo del primer efectivo de izquierda a derecha se aprecia con un poco de más claridad la insignia de la policía federal.
· 00:19 Apreciamos a un grupo de hombres jóvenes caminar hacia la izquierda, podemos observar que muchos de ellos están encapuchados con los gorros de sus sudaderas, algunos llevan puestas cachuchas para ensombrecer sus rostros, la mayoría portan paliacates en los cuellos, casi a la extrema derecha observamos a un sujeto con sudadera café tejida y con una especie de pañuelo al cuello probablemente para cubrirse el rostro, los dos sujetos que le acompañan de cerca igualmente llevan sudaderas guangas con las gorras puestas, a diferencia de los demás viandantes que circulan por el lugar quienes llevan la cara descubierta, ellos son los únicos que observan en dirección a la cámara, justo donde están apostados los manifestantes, un tercer sujeto de sudadera anaranjada o roja se aprecia con el rostro cubierto por un paliacate que se ve con mayor claridad en el segundo 00:14 y en el segundo 00:20. Los policías uniformados jamás cruzan miradas ni insultos con los manifestantes.
El Pacto. Muchos se indignan ante la orate idea de que Enrique Peña haya instaurado un “Pacto por México”, a muchos les ha parecido un disparate inusitado, a otros les ha parecido toda una novedad maravillosa y conciliadora. Ni lo uno ni lo otro, mi querido lector; los pactos sociales son estrategias que han utilizado los gobiernos priistas desde siempre como método de desmovilización de la organización popular ante el descontento por las diversas crisis económicas, la intención de estos pactos es, en primer lugar, simular una actitud conciliadora que “aglutina” a todas las ideas y fracciones del pensamiento político en una concordia y solidaridad, —¿lo ve? de nuevo esa palabrita tan Salinista — igualmente hizo Miguel de La Madrid durante su mandato: “Dadas las difíciles circunstancias con que inició el sexenio de De la Madrid el gobierno federal promovió la celebración de pactos entre él y los principales actores económicos-sociales. La idea era evitar que los conflictos derivados de la crisis se desbordaran y generaran nuevas situaciones explosivas.”[iii] El pacto, si bien es una medida asquerosa, terrible, burlona y que ha expuesto los verdaderos intereses de los “representantes” de las fracciones políticas; tampoco, mi querido lector, es nada nuevo. El objetivo primordial de los pactos es transmitir un clima de tranquilidad y certeza social, además de ofrecer migajas y prebendas económicas ridículas a través de programas de “Desarrollo Social” a fin de anestesiar el descontento de la gente.
Continuara...
Ptolomeo.
[i] http://www.eluniversal.com.mx/nacion/146733.html
[ii] http://www.sinembargo.mx/02-10-2012/385183
[iii] http://cln4b.blogspot.mx/p/pactos-sociales.html
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