domingo, 13 de enero de 2013

La simulación como forma de vida


Como consecuencia de la reciente marcha zapatista, han resurgido en la escena de la opinión,  diversos pareceres con respecto al papel del EZLN  en nuestro país. Me ha tocado ver, por ejemplo, en un supuesto espacio informativo, como para referirse a este tema decían que en 1994 nuestro país estaba a punto de convertirse en algo así como “el país de las maravillas”, gracias al esfuerzo del tan injustamente satanizado Carlos Salinas, quien con la firma del TLC, ya casi lograba que México fuera un país del primer mundo y seguro lo hubiera logrado si no fuera porque al EZLN se le ocurrió aparecer con el maléfico propósito de desestabilizar al país.
         Pero no se preocupen mucho, decía más o menos este señor analista, porque México ya no es el mismo. Claro, pensé yo, del 94 al 2013 hay muchos muertos y violencia y, sin embargo, también hay una constante y es esta terrible tendencia que tenemos a olvidar. Hace años en una mesa de diálogo entre el EZLN y el gobierno se firmaron unos acuerdos que buscaban reconocer  el lugar que merecen los pueblos originarios y que tristemente no tienen en este país.
Hay demasiados mexicanos que esperan con mucho entusiasmo los días 15 y 16 de septiembre para ponerse los sombrerotes y gritar muy orondos “Viva México, cabrones”, supuestamente orgullosos de ser mexicanos, pero que cuando se encuentran en algún lado con una persona de condición humilde y que además habla alguna lengua indígena lo discriminan. ¿Qué tan poco desarrollado estará el cerebro de una persona que estudia el idioma inglés como segunda lengua y discrimina a otra que ya habla dos?
Hay quienes siempre buscan en todo movimiento social, razones para desacreditarlo, se pierden en preguntas que si bien pueden ser pertinentes, dejan de lado lo central. Buscan en todo movimiento social los oscuros personajes que podrían estar controlándolo y usan como “argumento” esa posibilidad para llamar a la inacción, al conformismo. No se les ocurre pensar que si las metas que se persiguen son justas, entonces, en caso de que su teoría fuera cierta,  habría que esforzarse el doble; por un lado para evitar que el esfuerzo beneficiara a unos oscuros personajes y por el otro para alcanzar los objetivos justos.
Le decía, querido lector,  que hace años  el gobierno firmó unos acuerdos que luego no cumplió, pues todo era una simulación, igual que las noticias de la televisión, igual que quienes simulan tragarse todos los cuentos que se les presentan para no hacer nada.
Funes.

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