El día de hoy mi querido
lector, quiero hacer una breve recapitulación de algunos de los embates y
retrocesos que ha instrumentado el PRI desde su “regreso” a los pinos; no han
cumplido siquiera un año, y muchísimas de las conquistas populares que costaron
casi un siglo en ganarse, se han ido perdiendo ante la indiferencia de miles de
mexicanos y el estupor e indignación de muchos otros. Iniciemos con este
dolorido listado:
1.
Reforma Laboral: Aunque esta “reforma
estructural” fue cocinada al vapor cuando aún atravesábamos el espurio sexenio
de Calderón; la instrumentación de esta medida se dio en claro contubernio con
el régimen priista que estaba por entrar a fin de que una medida tan impopular
no golpeara desde el inicio al “gobierno” que se reestrenaba y el “gobierno”
saliente asumiera la culpa por entero. Sea como sea, la responsabilidad
histórica de este arietazo contra los trabajadores descansará ineludiblemente
sobre los hombros del priismo. El resultado: una neo esclavitud empresarial al
servicio de las transnacionales corruptas e inmoralmente ricas.
2.
Reforma Educativa: Otra reforma tremendamente
impopular que más allá de hacer una revisión de los planes de estudio, una
fiscalización de los recursos presupuestales a este sector, la implementación
de una infraestructura educativa que afronte con contundencia el rezago; es
sólo un apéndice de la reforma laboral que únicamente pretende secuestrar el
sector magisterial para poder dar entrada al ramo a la iniciativa privada y a
muy oscuros intereses mercantilistas y neoliberales.
3.
Reforma de Telecomunicaciones: Más allá de
ser una democratización del acceso a los medios de comunicación, esta reforma
es sólo una dádiva en recompensa por los servicios otorgados por diversos
medios de comunicación durante la campaña electoral del año pasado en una
irrefutable inclinación por el entonces candidato Peña. Esta reforma únicamente
se traduce en “diversificar” el mercado de empresas monopolizadoras de las
telecomunicaciones; es decir, que estas empresas que únicamente se enfocaban al
tráfico mercenario de la información, ahora puedan explorar otros nichos de
mercado y robustecer su aparato monopólico en diversos sectores de las
comunicaciones.
4.
Reforma
Hacendaria: Su principal pretensión es generalizar el cobro de IVA por
cualquier tipo de producto, aunque sea de necesidad básica, como son las
medicinas y los alimentos; esta medida pretende cargar al erario público el
hueco presupuestal que se generaría tras la aprobación de la reforma energética
(es decir, la venta de PEMEX).
5.
Reforma Fiscal: Su objetivo es dar seguridad
legal a todas las grandes evasores de impuestos (bancos, transnacionales,
políticos, empresarios corruptos y narcotraficantes) pues si bien es cierto que
hoy operan de tal modo con total impunidad, la reforma fiscal destruiría los
estatutos legales que eventualmente podrían perseguir la comisión de este tipo
de prácticas; todo ello justificado bajo la óptica de la “benévola” inversión
privada y/o extranjera y la mentada “movilidad económica”; por otro lado, la recaudación
de impuestos a pequeños contribuyentes se endurecerá para tratar de nivelar el
déficit de captación que sobrevendrá al condonar a contribuyentes ricos.
6.
Reforma energética: No hace falta ser un
experto en la materia para adivinar siquiera que detrás de ella están las manos
de muchos empresarios inescrupulosos nacionales y extranjeros. Aún a pesar del
abandono en que se encuentra PEMEX, esta paraestatal sigue siendo una fuente
importante de riqueza soberana de todos los estados mexicanos. El permitir que
empresarios metan mano en su administración y explotación, representaría un
catástrofe nacional.
Por
último, como si no fuera suficiente este listado, el mexicano de a pie debe
enfrentarse con una durísima realidad en la que su sueldo no le alcanza para
cubrir sus necesidades mínimas, no puede acceder a educación gratuita y de
calidad que le permita a sus hijos superar su propia miseria, no puede adquirir
alimentos sanos que le impidan enfermarse continuamente y por ende eximirle de tener
que pagar por servicios de salud malos, caros y farsantes como lo es el Seguro
Popular; no puede incrementar su patrimonio pues apenas le alcanza para mal
comer y mal vivir; nunca podrá acceder a un crédito hipotecario no ventajoso
que le permita comprarse una vivienda digna; y los altos costos en el
transporte público y las gasolinas jamás le permitirán adquirir un vehículo
propio.
El
Mexicano de abajo está esclavizado por el empresario de arriba, que en muchas
ocasiones, ni mexicano es. ¿Irremediable? De ninguna manera; cuando el mexicano
sienta el agua hasta el cuello es cuando se despojará de su yugo y luchará por
su libertad. Pero ¿es necesario llegar a tal extremo para luchar por nuestra
libertad? ¿por qué no empezar a luchar ya? No hablo de violencia, sólo de una
lucha social en la que si cada uno exigiera vehementemente lo que le
corresponde, no habría siquiera la necesidad de llegar al derramamiento de
sangre. Ojalá sea esta la alternativa porque tarde o temprano habrá un punto de
quiebre y las cosas se invertirán.
Ptolomeo.
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