Estimado lector, en esta ocasión deseo hablarle de un caso emblemático en cuanto a la lucha por la defensa de nuestros derechos y la búsqueda de justicia, éste es el de la joven indígena Valentina Rosendo Cantú, quien en el año 2002 fue violada por elementos del ejército mexicano en la sierra de Guerrero. Lo invito a reflexionar y seguir el ejemplo de esta admirable mujer que teniendo en su contra todas las circunstancias no se rindió y no se rinde en la búsqueda de justicia. A continuación transcribo el texto integro, publicado por el semanario proceso el 15 de diciembre del 2011, del discurso pronunciado “durante el acto de reconocimiento público de responsabilidad del Estado mexicano en el Museo de la Memoria y la Tolerancia” [1] :
En febrero de 2002 cuando los militares me agredieron, tenía 17 años y no hablaba español. Ahora tengo 26 años, y a lo largo de nueve años en busca de justicia de parte del gobierno, no recibí buen trato.
Desde que fui con el doctor del Centro de Salud de Caxitepec (Acatepec), éste no quiso atenderme; que no quería tener problemas con los militares. Tuve que caminar ocho horas de mi pueblo hasta Ayutla con mi hija de tres meses de nacida.
Llegamos al hospital, no me atendieron, luego me dijeron que tenía que sacar una cita.
Igual, cuando puse la denuncia, no me pusieron ni un traductor, sabían que no hablaba bien el español.
No quedarme callada me ha traído consecuencias graves. Después de la denuncia comenzaron a subir militares a mi comunidad, rodeaban mi casa exigiéndome que señalara a los que me agredieron. El presidente municipal de Acatepec (Jerónimo Godoy) fue a la comunidad a decir que dejara de señalar al Ejército y les advirtió a la comunidad que si no lo hacían ya no les iban a dar apoyos para obras y servicios. Ahí donde hay rechazo de la comunidad hacia mí, la discriminación como mujer violada rechazada de parte de mi esposo, golpes, reclamos.
Dejamos la comunidad llegamos a Chilpancingo. Para mí era un lugar muy grande, llegué sin tener nada, sin casa, y sin hablar bien español. Tuve que aprender hablar español para poder buscar justicia.
Tras cinco años de buscar justicia en México, el 12 de octubre 2007, fuimos en Comisión a Washington para enfrentar al gobierno, pasaron años, pero firme la esperanza de que los militares sean juzgados. Recibimos amenazas, cambiar de casa, de lugar donde vivíamos… que hace más de un año mi lucha llegó hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde otra vez el gobierno mexicano volvió a negar. A lo largo de nueve años de resistencia de alzar la voz y esa verdad llegué hasta aquí hoy.
Esta lucha va ayudar a muchas mujeres que están en las mismas situaciones, mujeres que no denunciaron o muchas sí quedó archivada y no se investigue, también no denunciaron por miedo, por vergüenza.
A lo largo de la lucha he conocido muchas personas buenas, organizaciones nacionales e internaciones, medios de comunicación y también muchas de las personas me abandonaron: mi gente, mi esposo. Pero a lo largo del camino encontré amigos. He llorado con ellos y he reído; estuvieron día con día. Gracias a ellos estoy con vida, confiaron en mí esas organizaciones, Tlachinolan, Prodh, Cejil, Amnistía, PBI y muchas más.
Casos como el mío son la esperanza para tener justicia de muchas mujeres, aquellas mujeres que no pudieron, que no se atrevieron contra el gobierno.
Les comparto su dolor, la rabia y el coraje que sienten, poner una denuncia no es fácil. No debería de ser así también, como mujeres tenemos derecho de tener una buena atención de parte del gobierno.
No a los malos tratos, por ejemplo del doctor porque no quiere que te revise un hombre, si los que te violaron fueron hombres no mujeres, decían, ahí basta con decir no. Mujeres que sufrieron ese tipo de agresión entran en un miedo terrible que no quieren ser tocadas, por eso muchas de las mujeres cuando tienen ya una familia, muchos de los hombres no comprenden eso, ahí es donde la mujer sufre en dos agresiones, maltrato por parte del esposo, golpes; usan la palabra ‘te voy a hacer lo que yo quiera, porque no me sirves como mujer, el que manda aquí soy yo, el que tiene pantalones soy yo y te aguantas’. ¿Creen que ese hombre tiene pantalones? Yo creo que no tiene nada como ser humano.
Claro que valen mucho como mujeres porque ellas no usaron armas para defenderse, no como militares, policías, que se sienten muy fuertes porque usan armas. Sin armas ellos no pueden defenderse
Por último, este mensaje es para una persona que se fue como un cobarde, donde quiera que esté. Sigo luchando, te recuerdo que pude salir adelante con mi hija. Ella ya tiene 10 años, la que tú no valoraste. He recorrido largos caminos con la frente en alto y con mucha dignidad de ser quien soy y orgullosa de ser mujer.
Funes.

México, me dueles por dentro....
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