En esta ocasión
quiero compartir con ustedes un fragmento del libro Como leer un libro de
Mortimer J. Adler en el cual habla sobre la importancia de la lectura para la
vida de toda persona.
Funes
La
mente adiestrada para leer bien tiene sus poderes analíticos y críticos desarrollados. La mente adiestrada
para discutir bien los tiene aún más agudizados. La una requiere una tolerancia
para los argumentos originada en el tratar con ellos paciente y simpáticamente.
El impulso animal de imponer nuestras opiniones a los demás es así controlado;
aprendemos que la única autoridad es la razón misma —los únicos árbitros en
cualquier disputa son las razones y las pruebas. No tratamos de ganar
ascendiente mediante una exhibición de fuerza o contando las narices de los que
están de acuerdo con nosotros. Los verdaderos problemas no pueden ser resueltos
por la mera fuerza de opinión; debemos apelar a la razón, no depender de grupos
de presión.
Todos
queremos aprender y pensar rectamente; un buen libro puede ayudarnos mediante
los ejemplos de penetrante percepción y de convincente análisis que
proporciona. Una buena discusión puede ayudarnos más aún sorprendiéndonos
cuando estamos pensando torcidamente. Si nuestros amigos no nos dejan salirnos
con la nuestra, pronto aprenderemos que el pensar chapucero, como el crimen,
quedará siempre en evidencia. La confusión puede obligarnos a hacer un esfuerzo
que nunca habíamos supuesto que se hallase dentro del alcance de nuestras
fuerzas. Si la lectura y la discusión no
refuerzan esas exigencias en pro de un recto y claro pensar, la mayoría de
nosotros iremos por la vida con una asombrosa falsa confianza en nuestras
percepciones y juicios. Pensamos mal la mayor parte del tiempo, y, lo que es
peor, no lo sabemos porque rara vez somos descubiertos.
Los
que saben leer bien, oír y hablar bien, tienen mentes disciplinadas; la
disciplina es indispensable para el libre uso de nuestros poderes. El hombre
que no tiene el arte de hacer algo se encuentra amarrado cuando trata de
actuar. La disciplina que proviene de la pericia es necesaria para la destreza
¿Hasta dónde pueden llegar ustedes en la discusión de un libro con alguien que
no sabe ni leerlo ni discutirlo? ¿Hasta dónde pueden llegar ustedes en la lectura
sin una habilidad adiestrada?
La
disciplina […] es una fuente de libertad. Solamente una inteligencia adiestrada
puede pensar libremente; y donde no hay libertad para pensar, no puede haber
libertad de pensamiento. Sin mentes libres no podemos seguir siendo hombres
libres durante mucho tiempo más.
Quizás
ahora estén ustedes preparados para admitir que el aprender puede estar
significativamente relacionado con otras cosas — en realidad, con todo el resto
de la vida del lector. Sus consecuencias sociales y políticas no son remotas,
antes de considerarlas, sin embargo, permítanme que les recuerde una inmediata
justificación de que los fastidie para que aprendan a leer.
Leer
—y con ello el pensar y aprender— es un motivo de gozo para los que lo hacen
bien. Así como nos resulta grato estar capacitados para usar habilidosamente
nuestros cuerpos, podemos obtener placer de un constante empleo de nuestras
otras facultades. Cuando mejor usamos nuestras mentes, más apreciaremos lo
bueno que es estar capacitados para pensar y aprender. El arte de leer puede
ser elogiado, por consiguiente, como intrínsecamente bueno; tenemos poderes
mentales para usar y tiempo disponible en qué emplearlos desinteresadamente. La
lectura es, seguramente, un modo de ejercitarlos; si este elogio fuera el
único, yo no estaría satisfecho. Por más que la buena lectura sea una fuente
inmediata de placer, no es completamente un fin en sí misma. Debemos hacer algo
más que pensar y leer para llevar una vida humana. Debemos obrar. […]
La
lectura de los grandes libros ha sido inútil si no nos interesamos en crear una
buena sociedad. Todos quieren vivir en ella, pero pocos parecen deseosos de
trabajar por ella.
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