lunes, 18 de febrero de 2013

Glosario de frases: Violencia de género I



Uno de los últimos proyectos en el que trabajamos, yo y varios compañeros teatreros, es un proyecto que versa sobre la violencia de género, nos hemos sumergido en una investigación extensa, y lo que a continuación plasmaré una serie de frases, pensamientos, etcétera que se han generado en el proyecto. Y esto con dos objetivos esenciales, empezar a generar pensamientos en torno al tema, y el otro generar un poco de debate:


“Los estudios sobre la materia permiten afirmar que toda agresión perpetrada contra una mujer tiene alguna característica que permite identificarla como violencia de género. Esto significa que está directamente vinculada a la desigual distribución del poder y a las relaciones asimétricas que se establecen entre varones y mujeres en nuestra sociedad, que perpetúan la desvalorización de lo femenino y su subordinación a lo masculino.”


“La violencia de género es una problemática compleja, estructural, cuya existencia se funda básicamente en la desigualdad jerárquica que existe entre hombres y mujeres, desigualdad que viene construida culturalmente y que es legitimada y reproducida por las propias estructuras sociales, y en estas estructuras sociales están hombres y mujeres que mantienen, legitiman y transmiten esa desigualdad. Hablar de machismo no es solo hablar de hombres, pero hablar de violencia de género sí es hablar de violencia contra mujeres.”


“A pesar de que los feminicidios en Ciudad Juárez es un caso más conocido por sus repercusiones internacionales, el número de mujeres mexiquenses asesinadas es muy superior, lo que en 2011 llevó a varias organizaciones sociales a presentar una solicitud de alerta de género en el territorio mexiquense por esta causa, pero ésta fue rechazada en la reunión del Sistema Nacional para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujeres, toda vez que las representantes de los gobiernos priístas apoyaron el argumento del Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social mexiquense de que se trataba de una estrategia para afectar la imagen de Enrique Peña Nieto, con miras a las elecciones de 2012. Lo anterior no obstante que organizaciones como el Observatorio Nacional del Feminicidio y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos de las Mujeres denunciaron al menos 922 homicidios dolosos de mujeres entre 2005 y 2010, lo que colocó a la entidad con una incidencia superior al caso de Ciudad Juárez, donde desde la década de los noventa hasta 2010 el número es menor a la mitad de los ocurridos en tierras mexiquenses.


Lo peor del asunto es que la gran mayoría de dichos feminicidios está impune, pues las autoridades desconocen quien es el homicida en el 56.72 por ciento de los crímenes y sólo en los casos donde el asesinato fue cometido por una persona conocida (pareja, familiar o vecino), la autoridad conoce la identidad del victimario (35.47%), de acuerdo a los datos oficiales y a las denuncias de familiares de víctimas y activistas, quienes destacan que la violencia de género en la entidad no se reduce al feminicidio, pues están también las desapariciones de jovencitas que van en aumento. Así, mientras registraban más de 500 feminicidios impunes, el número de desapariciones de mujeres jóvenes los superaba y era estimado en más de 600 niñas y jóvenes de entre 10 y 20 años en municipios del Estado de México. De acuerdo con el Observatorio Ciudadano del Feminicidio, en esa entidad mil tres mujeres fueron asesinadas de 2005 a 2011, feminicidios que se concentraron en los municipios de Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Toluca, Chimalhuacán, Naucalpan, Tultitlán, Ixtapaluca, Valle de Chalco y Cuautitlán Izcalli.


A pesar de la gravedad de los feminicidios en el Estado de México, el problema no se reduce a esta entidad, pues en muchos otros estados es común encontrar cuerpos femeninos vejados, ultrajados, abandonados a su suerte, sin que muchas veces cuenten ni siquiera con una sepultura digna. La gravedad llega al grado de que en el país no se cuenta con cifras certeras sobre los feminicidios que se cometen ni sobre las mujeres que desaparecen sin dejar rastro.”


“Todos contribuyen, o contribuimos, si no de manera activa si con la complicidad que da la cultura de la impunidad y las formas en que la difundimos, esto es, al hablar en términos demasiado genéricos y al no deslindar responsabilidades, contribuimos a expandir la cortina de humo que permite a los responsables seguir actuando en las sombras o, peor aún, actuando a plena luz del día porque gozan de total inmunidad ante la ley. Esto es lo que permite la trata de personas de manera tan atroz y lo que a últimas fechas ha contribuido a que haya crecido de manera exponencial. Ya habrá oportunidad de hablar a mayor detalle sobre el asunto. Baste por el momento este reportaje como evidencia de lo que he dicho desde el principio del proyecto: el asesino solitario (pasional) es una mínima excepción dentro de un sistema que ve a los más vulnerables (víctimas) como mercancías. Para que un asesino logre salir avante hace falta toda una Red de complicidades entre actores de diversos ámbitos: institucionales, empresariales, políticos, etc. Y por supuesto la cómplice pasividad de la sociedad.”


“La influencia de patrones socioculturales discriminatorios puede dar como resultado una descalificación de la credibilidad de la víctima durante el proceso penal en casos de violencia y una asunción tácita de responsabilidad de ella por los hechos, ya sea por su forma de vestir, por su ocupación laboral, conducta sexual, relación o parentesco con el agresor, lo cual se traduce en inacción, ante denuncias de hechos violentos. Esta influencia también puede afectar la investigación de los casos y la valoración de la prueba subsiguiente, que puede verse marcada por nociones estereotipadas sobre cuál debe ser el comportamiento de las mujeres en sus relaciones interpersonales.”


“Se ha acuñado el nombre “los nuevos bárbaros del patriarcado” para hacer referencia a la especificidad de la violencia sexista en la era de la globalización. Esta modalidad macabra de violencia tiene que ver con el “Estado paralelo” que en determinadas zonas del planeta instituyen las mafias. Sembrar cadáveres de mujeres, previamente secuestradas, violadas colectiva y ritualmente y estranguladas en las orgías y “asesinatos de juerga” que se celebran en los ranchos es, como lo interpreta Rita Segato, estampar una firma que se descifra en clave de “aquí mando yo”. Esta carne cadavérica de mujer joven, morena, respondiendo a un mismo tipo, delgada, trabajadora de la maquila, cosida al territorio, que no sepultada, muestra que “esta zona es mía”, que estamos ante el símbolo y la parte de un Estado paralelo.”


Y por último de Danilo Castelli:


* Cuando simpatizo con la causa de la liberación de la mujer solo en tanto y en cuanto me parezca funcional a "mi" causa de la liberación del proletariado. En el momento en que el feminismo se sale de esos límites "proletarios", ya tengo preparado el "burgués" y "pequeñoburgués".


* Cuando, al igual que la derecha cuando justifica el orden social clasista-jerárquico haciendo extrapolaciones arbitrarias de la biología, hago lo mismo respecto a los comportamientos y roles de varones y mujeres. De esa manera contribuyo a la invisibilización y por lo tanto a la marginación de todos los estilos de vida que no cumplen con la heteronorma.


* Cuando solamente veo al machismo en sus manifestaciones más groseras (femicidio, golpes, violaciones, discriminación) y me niego a verlo en sus manifestaciones más sutiles (acoso callejero, inequidad en el reparto de las tareas domésticas, actitudes posesivas, controladoras, y extorsionadoras en la pareja).


* Cuando creo que la solución del machismo pasa únicamente por realizar ciertas reformas institucionales, y excluyo mi propia autotransformación.


* Cuando intelectualizo las discusiones desde un lugar de científico reformador de la sociedad como excusa para no empatizar con el punto de vista "subjetivo" del oprimido.


* Cuando aprovecho mis privilegios de ser varón y hetero para ridiculizar ciertas reivindicaciones feministas/LGTB por "exageradas", sin hacer el mínimo esfuerzo por ponerme en el lugar de las personas marginadas.


* Cuando demuestro incomodidad y me pongo hostil ante la crítica radical del machismo, tomándome todo a personal y diciendo cosas como "yo no tengo la culpa de siglos de opresión".


Todo esto no es ningún secreto. Lo saben mujeres, gays, y trans: no hay nada más parecido a un machista de derecha que un machista de izquierda.

Enrique Burgot.

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