Uno de los últimos proyectos en el que
trabajamos, yo y varios compañeros teatreros, es un proyecto que versa sobre la
violencia de género, nos hemos sumergido en una investigación extensa, y lo que
a continuación plasmaré una serie de frases, pensamientos, etcétera que se han
generado en el proyecto. Y esto con dos objetivos esenciales, empezar a generar
pensamientos en torno al tema, y el otro generar un poco de debate:
“Los estudios sobre
la materia permiten afirmar que toda agresión perpetrada contra una mujer tiene
alguna característica que permite identificarla como violencia de género. Esto
significa que está directamente vinculada a la desigual distribución del poder
y a las relaciones asimétricas que se establecen entre varones y mujeres en
nuestra sociedad, que perpetúan la desvalorización de lo femenino y su
subordinación a lo masculino.”
“La violencia de
género es una problemática compleja, estructural, cuya existencia se funda
básicamente en la desigualdad jerárquica que existe entre hombres y mujeres,
desigualdad que viene construida culturalmente y que es legitimada y
reproducida por las propias estructuras sociales, y en estas estructuras
sociales están hombres y mujeres que mantienen, legitiman y transmiten esa
desigualdad. Hablar de machismo no es solo hablar de hombres, pero hablar de
violencia de género sí es hablar de violencia contra mujeres.”
“A pesar de que los
feminicidios en Ciudad Juárez es un caso más conocido por sus repercusiones
internacionales, el número de mujeres mexiquenses asesinadas es muy superior,
lo que en 2011 llevó a varias organizaciones sociales a presentar una solicitud
de alerta de género en el territorio mexiquense por esta causa, pero ésta fue
rechazada en la reunión del Sistema Nacional para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia Contra la Mujeres, toda vez que las representantes de
los gobiernos priístas apoyaron el argumento del Consejo Estatal de la Mujer y
Bienestar Social mexiquense de que se trataba de una estrategia para afectar la
imagen de Enrique Peña Nieto, con miras a las elecciones de 2012. Lo anterior
no obstante que organizaciones como el Observatorio Nacional del Feminicidio y
la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos de las Mujeres
denunciaron al menos 922 homicidios dolosos de mujeres entre 2005 y 2010, lo
que colocó a la entidad con una incidencia superior al caso de Ciudad Juárez,
donde desde la década de los noventa hasta 2010 el número es menor a la mitad
de los ocurridos en tierras mexiquenses.
Lo peor del asunto es
que la gran mayoría de dichos feminicidios está impune, pues las autoridades
desconocen quien es el homicida en el 56.72 por ciento de los crímenes y sólo
en los casos donde el asesinato fue cometido por una persona conocida (pareja,
familiar o vecino), la autoridad conoce la identidad del victimario (35.47%),
de acuerdo a los datos oficiales y a las denuncias de familiares de víctimas y
activistas, quienes destacan que la violencia de género en la entidad no se
reduce al feminicidio, pues están también las desapariciones de jovencitas que
van en aumento. Así, mientras registraban más de 500 feminicidios impunes, el
número de desapariciones de mujeres jóvenes los superaba y era estimado en más
de 600 niñas y jóvenes de entre 10 y 20 años en municipios del Estado de
México. De acuerdo con el Observatorio Ciudadano del Feminicidio, en esa
entidad mil tres mujeres fueron asesinadas de 2005 a 2011, feminicidios que se
concentraron en los municipios de Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla,
Toluca, Chimalhuacán, Naucalpan, Tultitlán, Ixtapaluca, Valle de Chalco y
Cuautitlán Izcalli.
A pesar de la
gravedad de los feminicidios en el Estado de México, el problema no se reduce a
esta entidad, pues en muchos otros estados es común encontrar cuerpos femeninos
vejados, ultrajados, abandonados a su suerte, sin que muchas veces cuenten ni
siquiera con una sepultura digna. La gravedad llega al grado de que en el país
no se cuenta con cifras certeras sobre los feminicidios que se cometen ni sobre
las mujeres que desaparecen sin dejar rastro.”
“Todos contribuyen, o
contribuimos, si no de manera activa si con la complicidad que da la cultura de
la impunidad y las formas en que la difundimos, esto es, al hablar en términos
demasiado genéricos y al no deslindar responsabilidades, contribuimos a
expandir la cortina de humo que permite a los responsables seguir actuando en
las sombras o, peor aún, actuando a plena luz del día porque gozan de total
inmunidad ante la ley. Esto es lo que permite la trata de personas de manera
tan atroz y lo que a últimas fechas ha contribuido a que haya crecido de manera
exponencial. Ya habrá oportunidad de hablar a mayor detalle sobre el asunto.
Baste por el momento este reportaje como evidencia de lo que he dicho desde el
principio del proyecto: el asesino solitario (pasional) es una mínima excepción
dentro de un sistema que ve a los más vulnerables (víctimas) como mercancías.
Para que un asesino logre salir avante hace falta toda una Red de complicidades
entre actores de diversos ámbitos: institucionales, empresariales, políticos,
etc. Y por supuesto la cómplice pasividad de la sociedad.”
“La influencia de
patrones socioculturales discriminatorios puede dar como resultado una
descalificación de la credibilidad de la víctima durante el proceso penal en
casos de violencia y una asunción tácita de responsabilidad de ella por los
hechos, ya sea por su forma de vestir, por su ocupación laboral, conducta
sexual, relación o parentesco con el agresor, lo cual se traduce en inacción,
ante denuncias de hechos violentos. Esta influencia también puede afectar la
investigación de los casos y la valoración de la prueba subsiguiente, que puede
verse marcada por nociones estereotipadas sobre cuál debe ser el comportamiento
de las mujeres en sus relaciones interpersonales.”
“Se ha acuñado el
nombre “los nuevos bárbaros del patriarcado” para hacer referencia a la
especificidad de la violencia sexista en la era de la globalización. Esta
modalidad macabra de violencia tiene que ver con el “Estado paralelo” que en
determinadas zonas del planeta instituyen las mafias. Sembrar cadáveres de
mujeres, previamente secuestradas, violadas colectiva y ritualmente y
estranguladas en las orgías y “asesinatos de juerga” que se celebran en los
ranchos es, como lo interpreta Rita Segato, estampar una firma que se descifra
en clave de “aquí mando yo”. Esta carne cadavérica de mujer joven, morena,
respondiendo a un mismo tipo, delgada, trabajadora de la maquila, cosida al
territorio, que no sepultada, muestra que “esta zona es mía”, que estamos ante
el símbolo y la parte de un Estado paralelo.”
Y por último de Danilo
Castelli:
* Cuando simpatizo
con la causa de la liberación de la mujer solo en tanto y en cuanto me parezca
funcional a "mi" causa de la liberación del proletariado. En el
momento en que el feminismo se sale de esos límites "proletarios", ya
tengo preparado el "burgués" y "pequeñoburgués".
* Cuando, al igual
que la derecha cuando justifica el orden social clasista-jerárquico haciendo
extrapolaciones arbitrarias de la biología, hago lo mismo respecto a los
comportamientos y roles de varones y mujeres. De esa manera contribuyo a la
invisibilización y por lo tanto a la marginación de todos los estilos de vida
que no cumplen con la heteronorma.
* Cuando solamente
veo al machismo en sus manifestaciones más groseras (femicidio, golpes,
violaciones, discriminación) y me niego a verlo en sus manifestaciones más
sutiles (acoso callejero, inequidad en el reparto de las tareas domésticas, actitudes
posesivas, controladoras, y extorsionadoras en la pareja).
* Cuando creo que la
solución del machismo pasa únicamente por realizar ciertas reformas
institucionales, y excluyo mi propia autotransformación.
* Cuando
intelectualizo las discusiones desde un lugar de científico reformador de la
sociedad como excusa para no empatizar con el punto de vista
"subjetivo" del oprimido.
* Cuando aprovecho
mis privilegios de ser varón y hetero para ridiculizar ciertas reivindicaciones
feministas/LGTB por "exageradas", sin hacer el mínimo esfuerzo por
ponerme en el lugar de las personas marginadas.
* Cuando demuestro
incomodidad y me pongo hostil ante la crítica radical del machismo, tomándome
todo a personal y diciendo cosas como "yo no tengo la culpa de siglos de
opresión".
Todo esto no es ningún secreto. Lo
saben mujeres, gays, y trans: no hay nada más parecido a un machista de derecha
que un machista de izquierda.
Enrique Burgot.
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