domingo, 14 de abril de 2013

Un pequeño ejemplo


En esta ocasión, querido lector, me gustaría narrar cómo es un día de trabajo de un cajero/vendedor en una tienda de terminal de autobuses; la razón de hacerlo es que recuerdo que hace ya algunos meses, cuando se aprobó la Reforma Laboral, pude leer que muchos estaban a favor de tal porque, según ellos, con ella nuestro país será más productivo; esto en razón de que los inversionistas mirarían con buenos ojos las modificaciones que fueron hechas para beneficiar mayormente a los patrones. A continuación el ejemplo.
El  trabajador fue contratado para laborar 8 horas diarias, sin embargo, se le pide que llegue quince minutos antes a su lugar de trabajo para que efectúe un conteo del fondo de su caja, y una cantidad enorme de productos de alto costo como son: cigarros, revistas, bebidas energéticas, tarjetas telefónicas, etc. De no darle tiempo de hacerlo o de equivocarse en alguno de los conteos que deben realizarse sin detener la venta, él deberá  pagar la perdida cuando al terminar su día el siguiente turno detecte el faltante. Como es de esperarse deberá quedarse otros quince minutos después de terminado su turno para hacer la entrega del punto de venta. Si hacemos la suma son 30 minutos como mínimo por día, 7 días a la semana, lo cual nos da un total de 3 horas y media por semana que no le serán pagadas.
Dije que ese es el tiempo mínimo que deberá regalar a la semana para tener derecho a trabajar, de lo contrario será invitado a renunciar. Si además ese día él fue el cajero oficial, deberá, al terminar el turno y el extra de tiempo regalado, ir a entregar el efectivo a un lugar diferente, está operación la llevará a cabo en 20 minutos más  si es muy diestro. Si al hacerse el corte de caja se detecta un faltante, automáticamente se le hará firmar un vale por el faltante que la computadora indique.  Si quiere ir a comer en su horario de trabajo contará con un máximo de 30 min para hacerlo. Pero si es el cajero designado del día, deberá decidir si se juega el día o una semana de trabajo, dejando a un compañero encargado de su caja, con la posibilidad de ser robado, o de plano no desayunar.
Quizá parezca exagerado lo anterior pero, por las características del trabajo, es rara la persona que dura más de dos meses en él y es por ello que se dificulta confiar en el compañero. Sus labores, además del cobro de la mercancía, consisten en mantener el punto limpio, llenos los exhibidores, verificar las caducidades, recibir la mercancía nueva, cuidar que los clientes no se roben la mercancía (más en los locales abiertos), preparar café, lavar las maquinas. Cabe destacar que, en general, en esos lugares siempre hay vacantes y, por lo tanto, siempre falta personal en los puntos de venta; es decir, que el trabajo pensado para cuatro personas en los hechos deberá ser llevado a cabo por dos.
Un clásico ejemplo de temporada vacacional es que mientras el cajero cobra los productos de una fila de más de treinta personas (que además pueden pedirle que prepare algún café, sopa instantánea, etc., obligándolo a dar la espalda a la fila completa), muchos clientes se mueven a sus anchas por todo el local sin ser vigiladas y pueden salirse sin problemas llevando consigo algo de mercancía sin haberla pagado, y mientras el otro cajero recibe la mercancía rogándole a Dios no equivocarse pues cualquier faltante, mercancía caducada o en mal estado que reciba,  los tendrá que pagar él; luego, haciendo malabares deberá de acomodar un aproximado de dos tarimas de mercancía en un espacio sumamente reducido. Mientras tanto, el cajero que atiende la fila también le ruega a Dios que los clientes y los ladrones profesionales que tienen como modo de vida estos lugares no sé vayan sin pagar. Si el día fue bueno, al final sólo les habrán robado unos 25 pesos en mercancía. Que deberán de pagar en el momento. Sin contar esto, al  final del mes, cuando se haga un inventario general, sus jefes tratarán de que paguen los faltantes totales del local; esto es, lo que se cuenta todos los días, más todos los productos restantes (incluso la mercancía que bien recibida se haya caducado después en el local ). Lo anterior se hace con un llamado «vale por inventario», según los jefes y que, en realidad, dice «anticipo de sueldo», los cuales, en la mayoría de las veces, son firmados por los trabajadores intuyendo que es ilegal pero resignados porque así es el trabajo en México.
El sueldo de cada uno de estos trabajadores a que me refiero es de unos 120 pesos por día. Si la empresa requiere que el trabajador trabaje más del tiempo acordado en el contrato, se le pedirá que se quede, “pagándole” con tiempo, dejándolo descansar el día que a la empresa le convenga. Los empleados deben comprar su pantalón (la camiseta sí se las dan porque viene con un logotipo de la empresa), no se les proporciona una faja para cargar a pesar de que en el día a día deberán de mover cantidades enormes de mercancía; si llegan a incapacitarse, cuando regresen, el supervisor se mostrará muy molesto, por todo el tiempo que se han ausentado.  Si el trabajador lo permite (y tristemente muchos lo hacen) no se le tolerará descansar en su próximo día de descanso, bajo el argumento de que ya ha descasado demasiado.
Si la lesión es permanente,  se le mantendrá algunas semanas en el trabajo y luego se le invitara a renunciar, pues ya no resulta útil para la empresa. Si es mujer será un pecado embarazarse y si su embarazo es delicado y se ve obligada a faltar, aun llevando un justificante medico, tendrá que enfrentarse constantemente a discusiones con su jefe directo y el departamento de “recursos humanos”, los cuales la presionaran constantemente para que renuncie.
Podría continuar con más ejemplos de este tipo que me vienen a la mente, pero prefiero concluir aquí. De esto es de lo hablo cuando digo que la Reforma  Laboral es reprobable. Si ya de por sí, el patrón acostumbra atropellar constantemente a sus empleados; con las modificaciones que se han hecho, al desproteger al trabajador, se incrementa la posibilidad de dichos atropellos. Quizá usted no trabaje en un lugar así, pero muchos mexicanos enfrentan en el día a día este tipo de situaciones. La productividad sin el derecho a un trabajo digno es vergonzante.
Funes.

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