Recapitulando, con motivo de una
producción alternativa de cultura, hemos estado realizando experimentos
escénicos e investigaciones alrededor del tema de la violencia de género. Más
enfocados en esta segunda etapa, en la generación de acciones por parte de cada
uno de los integrantes del grupo. La siguiente acción es parte de la
exploración de uno de nosotros:
En muchas ocasiones,
en la música comercial una aparente balada o canción de “amor” trae tintes
misóginos, machistas y violentos, pero están tan disfrazados en melodías
pegajosas y ritmos atractivos que las letras quedan rezagadas y la canción
logra su cometido: materializar a la mujer.
Tal y como sucede con esa aparente
normalidad del hombre agresor, ese caballerismo que oculta otros objetivos tras
una historia de vida aparentemente normal; en su momento desatará en agresión.
Los contrastes, una
armonía bella, una melodía pegajosa, unos ritmos bailables; contra una música
tosca, violenta y totalmente desagradable al oído.
Generando de una
manera musical, el pensamiento hipócrita del agresor, su materialidad y su
disfraz repleto de sus más profundas perversiones.
¿Qué opinan?
Enrique Burgot
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