Las luces pasan rápido, me gusta ver cómo se parte el mundo, cómo se corre la pintura de las cosas, cómo se vela la realidad con movimiento. Existe una especie de líquido viscoso recubriendo todo, encapsulando las cosas, algo que existe debajo de todo. La parada del metro está repleta de personas que se disuelven en la velocidad. Las personas corren, el metro corre, las luces se prenden y apagan y pasan, y momentáneamente todo es ese líquido, al mismo tiempo y completamente líquido, yo también líquido.
Unos cuantos pasos más cerca del área de entradas y salidas. Líquido, otros pasos más. Gente, semilíquido. Metro, puro líquido. Luces, líquido. No me interesa realmente llegar a alguna parte, no quiero disolverme con el semilíquido, no quiero que todo deje de sorprenderme, no darme tiempo para disfrutar ver cómo el líquido se corre y deja ver lo que hay dentro, por instantes. Sólo quiero moverme, y disfrutar, no saber a dónde, simplemente disfrutar, caminar, disolución.
Cierro los ojos, timbres, seseo, ropa, pasos apresurados, murmullos o silencios, roces, cuerpos, a veces la gente pone sus brazos alrededor de mí, calor humano, el viento roto, respiraciones, aromas, abro los ojos y todo es como la foto del movimiento, todo es una gran disolución hacia lo esencial. Después se detienen y se crea la tensión, peor aún así tengo las luces que siguen en constante irradiación.
Creo que he estado todo el día aquí en esta estación de metro, entré de día, no lo recuerdo bien. Ahora los cuerpos están mojados, ahora el agua, líquido también. Y un perro mojado perseguido por el cuerpo de seguridad del lugar, maniobrando, y al mismo tiempo ahuyentado también, por la neurosis, puro líquido; mis ojos siguen al perro, licuado.
Un paso más, ahora en el borde del andén. Creo que ahora es de noche, se nota en los ojos de las personas, no somnolientas pero sí cansadas, es una noche lluviosa, líquido cayendo. Quieren dormir las personas, líquido que se convertirá pureza al dormir, liquidados. Suponiendo que he estado en este lugar todo el día, entonces todo el día ha estado lleno el andén de personas yendo y viniendo, semilíquido, de nuevo. Siento el ciento de nuevo, el metro está por llegar. Sí, volteo una última vez antes de subir al metro líquido. No hay mucho espacio por dónde caminar. El silbido del metro se escucha en el túnel, completamente líquido; cuerpo humano húmedo, semilíquido atrás de mí; el túnel por delante, pureza; yo en medio del líquido, tratando de sentir por completo, medio líquido.
Un impulso del semilíquido, un empujón, que me hace dar dos pasos hacia adelante, justo antes de llegar el metro, líquido eterno, todo se funde, en ese momento, la pintura, el movimiento, las personas, el andén, las luces. Todo combina, todo se disuelve. Yo también.
Enrique Burgot.
No hay comentarios:
Publicar un comentario